sábado, 28 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 28



Al turrón.
Y hoy toca escribir sobre...




RECUERDO AQUEL VERANO. SÍ, AQUEL.


En el verano de mis trece años, mi padre me llevó junto con mi hermano a pescar. Era la primera vez que hacíamos una cosa así. Nos habían dicho que en aquella zona abundaban los peces, y vaya si era cierto. Estuvimos hasta casi cinco horas sacando pieza tras pieza. Al final, anocheció y pude ver por primera vez un cielo estrellado como jamás hubiera imaginado contemplar. Claro, con un sinfín de estrellas, y hasta creo que vi la Vía Láctea. Nos quedamos un buen rato más, y mi madre nos regañó por haber llegado tan tarde. No recuerdo mucho más de aquel verano, pero esa imagen del cielo estrellado no se me va de la memoria.

Ahora, tantos años después, con cinco balas en el pecho, mientras camino por la calle desangrándome y buscando un sitio para dormir por última vez, pienso que tal vez, si hubiera seguido yendo de pesca esto no hubiera pasado. O quizá sí, quizá esto estuviera predestinado. Yo qué sé. Al final encuentro una calle donde no molesto a nadie. Seguramente duraré unas dos horas, puede que menos. Mis padres recibirán la noticia de que he muerto a manos de unos con los que no debería haberme metido, y seguro que llorarán, que se preguntarán "¿Qué hemos hecho mal?" Nada, si soy yo el que se fue del corral y se topó con el lobo. Venga, vamos allá. Uno, dos y... Me tumbo boca arriba. Ahí está. Eso es. Inspira, respira. Esto de morir, doler, duele, pero no está tan mal. Me siento en paz.

Y ahora que me fijo, el cielo parece más estrellado de lo habitual. 

Como el de aquel verano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario