domingo, 28 de octubre de 2018

KEROROMARATÓN 01 - KERORO: LA GRAN INVASIÓN



Mirad el puñetero cartel. ¿Veis a Mois en el medio, como si dijera "Ojo que lo voy a petar"? Je, no es la primera vez que sufro un engaño de la industria del entretenimiento. Pero tiempo al tiempo, que toca reseñar una cinta a la que parece que le han metido la velocidad turbo. Quizá sea por el hecho de que en Japón se veía en los cines junto con otra, quizá porque el departamento productivo se metió un bote de anfetaminas, muchas son las posibles causas, y nunca sabremos cuál fue la verdadera. Pero bueno.

La cinta comienza con Fuyuki y Keroro yendo juntos de compras. ¿El producto en cuestión? Un nuevo modelo de Gundam. Gracias a los prodigios de la antibarrera, Keroro es invisible a ojos de los humanos, pero eso no significa que no pueda sufrir daños...

Esto es lo que debe decir Dark Souls con cada muerte al jugador...


Es en el camino de vuelta a casa que se encuentran con un pequeño santuario que en realidad esconde un arma mortífera. Y que este par de mozalbetes activa sin querer. ¡Muchas gracias, malditos infusorios de la pradera! El arma en cuestión es Kiruru, de procedencia Keronense, y que he de decir que su trasfondo estaba mucho mejor explicado en el manga, daba gusto leerlo, pero aquí con la duración se resuelve en un "Pues este es Kiruru y puede hacer esto y ¡oh! mira, mató a los dinosaurios, pero oye date prisa con la explicación bandido que si no no hacemos vida de ello". En el manga te daban una historia cojonuda, ¡y en solo dos puñeteras páginas! Resulta que los dinosaurios se estaban volviendo muy inteligentes, demasiado, y Kerón, ante la amenaza de los saurios, decidió enviar a Kiruru para exterminarlos, y así hizo. La cosa es que Kiruru se alimenta de los malos sentimientos de la gente, miedo, ira, dudas, desconfianza, y en el proceso crece y se clona, devastando mundos. Y no está mal, pero, obviamente, servidor, ante la tarea de crear un arma de destrucción masiva, hubiera optado por la vía "Fase seis", o sea...





"Con el poder destructivo de destruir una pulgada entera de un planeta"... Puede sonar a poca cosa, pero en mi caso, es solo oírlo y me estremezco ante las posibilidades, la visión de todo un planeta como la Tierra perdiendo UNA PUÑETERA PULGADA, 2 centímetros y medio (en realidad 2,54 cm), 2 MALDITOS CENTÍMETROS Y MEDIO. Oye, que clonarse y devastar está bien, pero lo otro... JODER, ¡QUE SON 2 CENTÍMETROS Y MEDIO! ¡DIOSSSSSSSSSS! ¡¡¡¡PULGADASASGHDJAKSYDFEPHNFJNJKL!!!!




Ejem, ejem... Perdón por este lapsus. Sigamos.
Pero, ¿cómo logra Kiruru alimentarse de esos sentimientos? Fácil, colocando X en la frente de los humanos, dejando tras de sí una explosión de luz en el proceso, haciendo que el proceso carezca de cualquier rastro de sigilo, y que todo Dios hable de las X como si no hubiera un mañana. Muy profesional, muy profesional, joder. 
Y no sólo Keroro y compañía sufren de este percance (por cierto, las X pueden ser transmitidas cuales microorganismos)...

¿CÓMORL? ¿Qué hace aquí este tío?

Me siento identificado con la leyenda del traductor...


Bueno, pues cuando todo parece estar perdido, aparece Mirara, una keronense científica que les cuenta qué es Kiruru y el tema de las X, pero la muy cachonda empeora aún más las cosas al evidenciar que qué buenos amigos son los keronenses y los humanos, sabiendo que son invasores e invadidos. Por supuesto, esto hace brotar nuevas desconfianzas, separar viejos amigos (rollo Evangelion) y que Kiruru crezca hasta tener el tamaño de un puñetero kaiju. ¡Claro que sí, señora! ¡Es usted una iluminada! ¡Genius

Entonces comienza la batalla entre la tropa Keroro y Kiruru. El sargento se hace enorme (explicarlo sería demasiado largo y una lenta agonía para mis pobres dedos, así que corramos un tupido velo), dispuesto a enfrentarse al monstruo, y...


Se le ven las putas lorzas del muslo... Y su barriga se mueve cual gordo... Obesidad en anfibios... Joder, jamás pensé que vería esto en la animación... Dios bendiga a Japón.

Por supuesto, el plan de Keroro sale mal. Por lo que Mois decide usar sus poderes para cargarse al bicho, pero claro, podría llevarse el planeta de calle con él, así que evita el apocalipsis... ¡Publicidad engañosa, caballeros y damiselas, es lo que tenemos aquí, publicidad engañosa Y PERNICIOSA, diría aún más! ¡En el cartel se ve a Mois con su atuendo y vara del apocalipsis, podría hacerlo a una escala reducida (sabemos que puede) pero noooo, hagamos el chiste de que ella tiene que ser parada por Keroro! ¡AY QUE ME DA ALGO AL CORAZÓN! ¿¡CÓMO HAN PODIDO JUGAR ASÍ CON MIS SENTIMIENTOS?!




Bueno, supera eso chico, supéralo... Venga... 
Mirara desvela a Fuyuki y Keroro, que se han reconciliado, que ellos son los únicos que pueden parar todo este lío, y que ella simplemente estaba probando quiénes eran los mejores amigos, poniendo a prueba sus lazos... 

Pero qué infusoria es esta tía.

Y ahí la tenemos, la batalla final, en la que todos vuelven a confiar entre sí y logran detener la destrucción del planeta Tierra, volviendo todo a la normalidad. Ah, qué haríamos sin Keroro y compañía... 

En fin, la película en sí no ha estado tan mal, tiene sus momentos graciosos y en algunas ocasiones la animación es bastante buena, pero... Teniendo en cuenta lo que representa Kiruru para la historia y el universo de Keroro, no sé, el capítulo especial del manga (dos páginas de texto) me parece que cuenta mucho mejor toda la historia de este arma que la película en sí, que lo resume en unas escenas y ya. Además de que se nota que va a toda pastilla. Y sí, es cierto que son 59 minutos mal contados, pero Gundam Unicorn también lo hacía y no notabas esa velocidad. Pero lo peor es lo de Mois. Ay, lo que se podría haber hecho con eso. Ah, las posibilidades...

Una película menos. ¿Qué nos deparará la siguiente?






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