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lunes, 30 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 30




Venga, que queda poco.
Y la premisa de hoy es...

¡NO TOQUES NADA! AHORA VUELVO



–Muy bien, Tomás. Voy a la compra. Tú no toques nada, haz los deberes, y yo vuelvo enseguida. ¿De acuerdo?

–Sí, mamá. 

Le dio un beso en la mejilla, le dijo un "Adiós" muy cariñoso, y cerró la puerta. Tomás se quedó mirando el salón. Claro que no iba a tocar nada. Tenía que hacer los deberes. A sus once años, era algo habitual. Aburrido, pero es lo que toca. Así que se dirigió a su habitación y se puso a hacer las tareas: unas ecuaciones, la redacción de Lengua y las frases de inglés. Cuando acabó, miró el reloj. Habían pasado treinta minutos. El mercado estaba lejos, así que su madre tardaría quizá unos veinte minutos en volver, o un poco más si veía a alguien. Tampoco le importaba mucho estar solo. No es que odiara estar con su madre, por supuesto que no, pero en la soledad, uno puede pensar en muchas cosas. Así que se mantuvo en la silla, con la cabeza inclinada sobre la mesa, mientras sonaba en su cabeza el discurrir del pensamiento. Como unos engranajes. Tic tac, tic tac. Preguntas pasaban.

¿Qué es la vida? ¿Un discurrir hacia el fin, con alegrías y penas, o quizá un sueño e ilusión, como decía Segismundo?

¿Por qué el cielo es azul? ¿Por los rayos del Sol, o las lágrimas, riachuelos de agua azul (como él siempre la coloreaba) que recorren la Tierra cuando esta llora, y que al final caen al mar?

¿Cuál es el papel del ser humano en la vida? ¿Somos una especie más, o elegida por algo o alguien?

¿Por qué su padre ya no estaba?

¿Y qué significaba cáncer en realidad?

Esas dos preguntas pasaron por su mente sin que él casi se percatara, curiosamente a la vez. E igual de curioso era el hecho de que cuando las pensó, se quedó en blanco.

Solo pudo musitar una palabra.

–Papá...

Y una lágrima recorrió su cara, dando un color azul a su propio cielo.


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