Recuerdo hace tiempo que, cuando estudiaba cómic, uno de nuestros profesores defendía a capa y espada que, mejor que una página con diálogo, es una sin él, que hay que dejar que el propio dibujo narre, porque, a fin de cuentas, esa es la gracia del cómic, la capacidad de contar algo sin texto, mediante el dibujo, las expresiones de los personajes, el color... Primal lo demostró hace poco en la televisión, y ahora tenemos una obra que hace lo propio en el medio del noveno arte, convirtiéndose en una de mis lecturas más disfrutadas, tanto a nivel puramente académico, como de entretenimiento. Y es que tenemos aquí una de las pocas veces en las que guionista y dibujante parecen entenderse plenamente, incluso mejor que en otras obras que considero exponentes del medio, como la ya consabida Transformers MTMTE. Así que, sin más dilación, hablemos del popular cómic Step by bloody step, y de cómo, a veces, uno puede confiar en ese viejo dicho de que "a veces, las cosas populares lo son por una razón, y es porque son buenas". Dicho que se cumple para mi gusto pocas veces pero que en este caso ha dado de pleno.
Una de las mayores virtudes de Step by bloody step es que cuenta una historia. Sí, dicho así suena estúpido, pero no sería la primera vez que me topo con una obra que presume de calidad técnica, pero no cumple a nivel argumental, o narra unos hechos que no me atraen en absoluto. El primer caso que se me viene a la mente es Avatar, de James Cameron: una selva preciosa y efectos especiales de infarto, pero con una historia que no termina de gustarme. Quizá sea yo. Pero luego te topas con películas como Cómo entrenar a tu dragón, estrenada en época del cine en 3D, y supo aprovechar estupendamente esa faceta para darnos escenas de auténtica delicia.
Step by bloody step presume también de ello: su historia atrae, y cómo la cuenta, también. Dicho de otra manera, creo que si se hubiera narrado con otros medios, tan sólo añadiendo diálogos que se pudieran entender (los únicos que hay están escritos en el idioma del mundo del cómic, idioma que no cuenta con traducción oficial a ninguna lengua actual, así que...), la magia se estropearía. Ni siquiera creo que en otro medio, como la animación, podría darme las mismas sensaciones que tuve al leerlo. Es básicamente, pornografía narrativa. Tal cual lo digo.
Para algunos, dibujicos, para otros, una manera estupenda de relacionar elementos de la historia y dejar que la imagen hable por sí sola. | |
Y encima el color, aún siendo plano, es una pasada |
Mi página favorita, posiblemente. |
Y muchos os estaréis diciendo, "Vale, muy bien, a nivel gráfico parece una bestialidad, pero, ¿qué historia cuenta?". Pues si os sincero, aún no sé qué responder a esa pregunta...
Vamos, que te las das de listo y no tienes ni puñetera idea, vaya pringao... |
¡Eh, eh, eh! Más calma, chavales. Quiero decir que sí, nos cuenta una historia, pero la idea, el tema, el meollo, es algo que todavía sigo rondando en mi cabeza. La trama es sencilla, una niña y una gigantesca mole de metal se aventuran en un peligroso viaje hacia un destino incierto, y, conforme avanza su periplo, conocen a más personajes, se encuentran con peligros, y vemos cómo el mundo va cambiando. Y es ese quizá el asunto: es un cómic de crecimiento, de cambio, no sólo de los personajes sino del propio mundo. Así que... ¿el tema son las estaciones y el inexorable paso de las mismas, sin poder cambiar nada? ¿O acaso otros, sobre los cuales no quiero entrar más en detalle, porque incurriría en destripes graves? Sólo por añadir algo, diré que para mí también fue una historia sobre la... ¿maternidad? ¿el cuidado de los familiares? ¿el crecimiento? ¿la imposibilidad de retroceder nuestros pasos? No lo sé, y la verdad es que me alegro. Siempre he sido de los que piensan que las buenas obras son aquellas con grandes mensajes, pero, sobre todo, también aquellas que te dejan pensando sobre lo que nos han querido decir, las que, mucho tiempo después de haberlas visto, aún sigues dilucidando qué querían decir, y cada vez que sacas un posible tema, otro te sorprende. Por cosas como esa me gustan Gurren Lagann y Evangelion.
Step by bloody step es sin duda otro de esos ejemplos de para qué conio necesitamos IAs y todas esas majaderías teniendo autores así, gente que se habrá pasado lo que no está escrito para plasmar en el lienzo algo como esto, en un viaje que, al igual que el de los protagonistas, ha merecido la pena disfrutar. Un cómic que merece ser leído por muchísima gente, y que no sólo recomiendo encarecidamente, sino que además me ha hecho recordar por qué amo tanto este medio.
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