OTRAS ENTRADAS ESPECIALES

viernes, 7 de enero de 2022

TRANSFORMERS: LOST LIGHT. O EL FIN PRECIPITADO DE UNA OBRA MAESTRA

 



Decid lo que queráis, pero las portadas de esta serie son gloriosas


Los que llevéis un buen tiempo por estos lares sabréis que tengo un gran cariño por la serie de cómic Transformers More Than Meets The Eye, a la que he dedicado bastantes entradas, en un vano intento de implementar estos tebeos en vuestro cerebro con saña y fuego. Ahora tocaría hacer lo propio con su continuación, Lost Light, pero la cosa es que por ahora le dedicaré una entrada. No porque sea mala, que no lo es, sino porque sencillamente, en cuanto a longitud, no da para tanto (en mis términos). De una serie que tenía 57 números (58 con el especial de Revolution), hemos pasado a esta que tiene 25. En resumidas cuentas, no quiero reseñar únicamente esta serie, sino comentar algunos factores que hicieron que, la hasta ahora única serie que me devolvió la esperanza en el cómic americano, mi serie favorita, llegara a su fin de una manera tan acelerada. 



Nota: aviso de destripes, si no has leído ni Lost Light ni MTMTE, no sé qué coño haces con tu vida.







El primer número de esta serie nos sitúa justo donde concluyó la anterior. Tras la derrota de la DJD, nuestros compañeros deciden proseguir su búsqueda de los caballeros de Cybertron. Y el primer paso es encontrar al traidor sarnoso de Getaway, que los dejó abandonados como perros. Como no podría ser de otra manera, sus acciones les llevan a un Cybertron alternativo donde se encuentran con algunas de sus versiones gemelas, un planeta donde Megatron puede redimirse de todos sus pecados y hacer la buena obra que nunca pudo realizar. 

Exactamente, Megatron se queda allí, y no vuelve a aparecer hasta casi la final de la serie. 

Oh, joder.

Esta fue sin duda una de las mayores faltas de la serie. MTMTE tenía un gran plantel de personajes, no lo vamos a negar, pero la inclusión de Megatron, fue lo que mejoró la obra de James Roberts y compañía hasta cotas insospechadas. Sí, que un villano se vuelva bueno y se una a nuestros protagonistas no es algo nuevo, fíjate en Zuko, pero estamos hablando del puñetero líder de los Decepticons, un tipo que no sólo mató a gran parte de su raza sino que extendió sus ansias de conquista a más allá de su planeta, erradicando numerosas especies orgánicas a su paso. Es algo muy gordo, ver cómo interactuarían él y una tripulación entera de Autobots, algunos de los cuales han sufrido por sus acciones directamente. Y la jugada le salió bien. Demasiado bien. De ahí que su ausencia repercutiera negativamente en sus ventas. Aún incluso si en Lost Light teníamos un montón de números que nos relatan las desventuras de ese grupo de simpáticos descerebrados conocidos como los carroñeros (dando pie a uno de los momentos más locos de toda la serie, y yo diría que de toda la franquicia Transformer), aún si se daba cierre a numerosos arcos, rivalidades y se nos desvelaban más parejas (una de las cuales me volvió loco, y no, no es la que todo el mundo piensa), AÚN si teníamos uno de los mejores clímax de los cómics de Transformers (que comentaré más adelante), AÚN si teníamos ese final que incluso siendo raro de pelotas me dejó con una sonrisa en la cara (y que un cómic americano haga eso, es todo un logro)... la sombra de Megatron es alargada. Muy alargada. Quiero decir, Megatron, un tipo tan serio, tan imponente, en una nave llena de Autobots locos, borrachuzos, deudores de apuestas, maniáticos del orden y la limpieza... se lo pasó bien. ¡Demonios, literalmente fue "su mejor vida", él mismo lo dijo! Hacer esto con un villano de tal calibre no es algo fácil, muchos lo tildarían de una maniobra típica, pero está tan bien ejecutada, tan bien planificada, que lo que más te apetecía ver era a Megatron en una página de MTMTE. Su presencia, su arco de personaje, fueron magnéticos. Y de nuevo, el resto del plantel no estaba nada mal, al contrario, tenían su enjundia y eran atractivos, temías por lo que les pudiera pasar, pero sin Megatron la cosa se notaba muy vacía. 



¿He mencionado que quita el placer de la bebida a base de collejones?


Tampoco ayuda el hecho de cambiaran de dibujante. Alex Milne era una de las grandes bazas de MTMTE, pero al parecer no era tan puntual en las entregas, y cumplir con las fechas es algo muy importante en el mercado del cómic. Pero claro, piensa en que tenía que dibujar escenas como estas:




Una doble página con 9 viñetas (8 pequeñas sobre una grande que ocupa la doble página), todo a lápiz (en su Instagram podéis ver cómo trabajaba sus páginas) y entintado todo con rotuladores calibrados... Si no se ha vuelto loco le ha faltado poco. Y páginas como estas hay unas cuantas en toda la serie. Pero de nuevo, la puntualidad es la puntualidad. Por ello decidieron escoger a otro dibujante para casi toda Lost Light, Jack Lawrence, alternándose con otros dos, y al bueno de Milne le dejaron hacer la parte gráfica de un número y unas cuantas portadas. Y aunque los sustitutos no eran malos, pasaba lo mismo que con Megatron. La sombra de Alex Milne también era alargada, y si bien un cómic no es solo el dibujo, necesita de un buen guion, hay que ser sinceros: el noveno arte entra por los ojos. 




Eso sí, Jack Lawrence hizo unas portadas cojonudas. Y no nos olvidemos del color de Joana, puta maga cromática...


Todo esto fue la tormenta perfecta para el cierre precipitado de Lost Light, dejando muchas de las incógnitas de MTMTE sin respuesta y sin poderse cumplir el sueño de James Roberts de realizar al menos cien números en total, como tenía planeado. Como dije al principio, no es una mala serie, es una digna continuación de MTMTE, un buen cómic, pero el universo parece conspirar en su contra. Y oye, que la editorial podría haber apostado por ella más y haberla dejado prolongarse por más números, pero sin generar el beneficio suficiente para mantener a todos sus autores, no sería algo posible. También está el hecho de que podría haber empeorado si se hubiera prolongado más, fíjate en todos esos mangas que llevan años, años y años sin parar (cough One Piece cough). Aún así, me siento agridulce. Por un lado, todo lo que cuenta, y los cabos que logra cerrar, lo hace bien, pero se nota que deja otros sin clausurar y que hay prisas por terminar. Hay momentos gloriosos, como esa relación de la que hablé antes, entre Swerve y Velocity,




Mataría por esa cara de Swerve, Dios, me alegro por él


o el clímax en el que Rodimus hace gala de sus dotes de orador y nos da un discurso que se queda para el recuerdo, un discurso que ni los de 300,




MIERDA MIERDA, MAGNUS NO



SWERVEEEEE




WHIRL ABRIENDO LA CHISPA, MIRA YO YA


Por cierto, añado que leí este número cuando acabé un curso repleto de idiotas, y este discurso era mi rezo para que los nuevos compañeros del siguiente año fueran mejores... Adivinad, SE CUMPLIÓ.

En fin, el hecho es que, de una manera u otra, la gran epopeya de Rodimus y compañía se acabó. MTMTE y Lost Light son de esos cómics que no creo que vuelva a ver en años (por cómic hablo de cómic americano), quizá en décadas. Llegó en su momento adecuado, no lo supe apreciar en su día, lo volví a retomar y lo disfruté como no nunca había disfrutado de un cómic. Soy un plasta por hablar de él día sí y día también, y es posible que muchos lo hayan leído, o vayan a leerlo, y se sientan decepcionados, pero qué queréis que os diga... Por una vez, me permito ser un puñetero fan plasta y asqueroso. No creo que salga en España, porque las ventas de MTMTE fueron también pobres en nuestro país, pero si un día se pone a la venta, seré el primero en hacer cola para pillármelo (que tampoco creo que haya cola en la tienda, jarl). 


PD: premio al traductor de MTMTE por ser un cachondo mental.








No hay comentarios:

Publicar un comentario