Bueno, mis chavales, la primera entrada del año, y ya era hora de que hiciera una, que esto está un poco abandonado, ¿verdad? Pues eso.
Voy a ser honesto. Reconozco que, cuando me pongo a reseñar una serie, película, lo que sea, siempre me dejo llevar por las emociones y no soy tan objetivo como debería. La verdad, es que no puedo evitarlo, dado que no soy un crítico formado, sino un mero personaje que ofrece su opinión. También hago más hincapié en el guion, en lo que la obra cuenta, más que en su factor técnico. Soy de los que piensan que aun con la peor calidad en dicho apartado, cualquier obra puede salvarse si tiene algo que decir, que contar, un mensaje que no tiene necesidad de ser novedoso, sino simplemente, que te llegue.
Si digo esto es porque esta Navidad me regalaron la serie de Gurren Lagann, en Blu ray. La edición de Francia, puesto que en nuestro país no ha salido. La cosa es que, me preocupo mucho por el estado de mis Cds, Dvds y demás, así que me dije: "Pues sabiendo que la devolución es en poco tiempo, los veré rápido para ver si hay algún fallo y en ese caso los devuelvo y ya. Así encima la vuelvo a ver. ¿A que no está nada mal?"
Bueno, no seamos tan exagerados. No quiero decir con esto que visionar de nuevo la serie haya sido algo malo para mí, y me haya dado cuenta de que mi cariño hacia este anime ha desaparecido y tal pascualmesigual... Peeeero... En fin, vayamos por partes.
No soy de los que se lean de nuevo un libro, o vean de nuevo una serie. Curiosamente, no es así con los cómics y películas. ¿Por qué? Supongo que me resultan más fáciles de devorar, con un cómic puedo tardar... Posiblemente media hora, o una hora (suponiendo que sea de tomo único, claro, si es una colección larga, pues como que leo páginas sueltas y ya). Ídem con las películas. Con los libros y series, en especial estos últimos, el tiempo empleado es mucho mayor. Además, si son muy buenos, se han quedado clavados en mi memoria, por lo que ya me sabré el argumento, los giros de guion, qué personaje era el mejor, peor... Sobre todo es el tiempo que empleo para acabarlos lo que más me da por saco, pero en general creo que os hacéis una idea. Con los cómics y películas, al tardar menos, pues no me siento tan agobiado. Y sobre todo, cuando comencé esta empresa, me sentía agobiado por las prisas. En un día me veo esto, en otro lo otro... Ah, las prisas. Pensaba que si, tras verla, no me gustara, la culpa sería de las prisas.
¿Verdad?
¿O es que acaso mi opinión no puede variar a lo largo del tiempo?
¿O quizá que soy más influenciable que la virgen, y que al ver críticas negativas sobre el anime en Filmaffinity, que siempre la habían puesto en lo más alto, o esta entrada, pensé que sí, que la serie no merecía la pena?
Al diablo.
Y empecé a verla. Tardé tres días en terminarla.
Comprendí que los maratones de anime no son para mí, y que las prisas son malas consejeras.
Y que en efecto, como espectador, había cambiado. Puesto que ya no sentía lo mismo por el que consideraba mi anime favorito.
¿Sorprendidos? ¿Qué os esperabais? Mejor dicho, ¿qué me esperaba? ¿Qué me seguiría gustando como antes? Na, imposible. En cierto sentido, me sentía un poco triste. Le vi fallos, como que echaba en falta más desarrollo de los personajes secundarios, algunas transiciones me parecieron muy rápidas, y la batalla final no me sorprendió. Es más, incluso el que consideraba mi episodio favorito, pues... Bueno, no me llegó tanto al alma.
Pero entonces, me percaté de cosas que en mi primer visionado, hace ya casi 10 años, no pude ver. Y que la sensación de prisa acuciante, si bien seguía ahí, había sido sustituida en parte por una de querer verla, simplemente eso.
Por eso, en retrospectiva, me alegro de haberla visto de nuevo.
Pensé mucho en una cosa. ¿Qué sentido tiene decir que una cosa es tu cosa favorita? Siempre vendrá otra que te gustará más, y así, hasta el infinito. Como un taladro que asciende hacia el cielo.
Entonces lo comprendí.
Ese mensaje de la serie, el de seguir avanzando, rompiendo todo... Es un mensaje sencillo, carente de cualquier complicación, hasta casi estúpido, pero... Tiene toda la razón del mundo. Evolucionamos a cada paso que damos, no somos los mismos de antes, pero eso no significa que debamos olvidar a los que ya no están, a los que nos precedieron, que nos hicieron tal y como somos. Porque si no hubiera visto este anime, yo no sería tal y como soy ahora.
Así pues, en un ejercicio de subjetivismo que podría considerarse absurdo y estúpido, no puedo dejar de querer este anime. Será imperfecto, sí, pero... Lo siento. No soy capaz. Porque es la serie que más me influyó en mi vida. No hay otra serie, ni producto cultural, que me haya dejado tanta huella como este. Y es curioso, porque obras con este mensaje, las hay a patadas. Gunbuster, por ejemplo (que oye, la considero una serie cojonuda con el mejor final que he visto de cualquier anime), de la que Gurren Lagann le debe bastantes cosas, no me cautivó tanto. ¿Por qué?
Y en ese momento, lo pensé.
Ambas series tienen un corazón, lo que las hace lo que son. Pero por alguna razón, los latidos del corazón de Gurren Lagann me llegaron mucho más hondo. Porque sus personajes serán en su mayoría planos, pero tienen (valga la redundancia) corazón, carisma. Y puede que sean, como dice Mr.Angelu, unos majaderos que quieren volar la Luna, pero por alguna razón, si me diesen la oportunidad, me iría con ellos sin dudarlo a vivir aventuras. Y sí, hay otras series en las que la épica desborda por todas partes, pero...
Esa es la clave. Al menos, eso creo yo ahora.
Que lo que más importa en una obra, lo que al menos yo siempre he intentado buscar en cada una que he visto, no es en sí el mensaje, guion, personajes... Es el corazón de la obra. Lo que conecta contigo. Si Gurren Lagann fuera un amigo mío, que me hubiese ayudado en el pasado, y ahora lo volviese a ver, seguro que habría cambiado algo, o yo, pero no dudaría en darle el abrazo más fuerte de mi vida e invitarle a una caña y unas tapas. Porque ya lo dije antes, pero Gurren Lagann no solo es la obra que más me ha influido en mi vida, sino que además su mensaje, al aplicarlo, me ayudó de verdad a superar un gran bache en mi vida. No quiero entrar en detalles, pero de verdad sentí lo que es un bloqueo en el alma, si es que eso existe. Un callejón sin salida. Pero entonces la vi. Y luché. Me levanté. Taladré todos los muros que se me presentaban, y seguía adelante. Y vi poco a poco más series. Ahora estoy un poco parado, pero... Ahí sigo. Subiendo cual taladro hasta el cielo. Lento pero sin pausa. No solo yo cambié con Simon y compañía, hay algunos casos notables.
Por eso, me da en parte pena que no me haya gustado tanto como antes. Pero eso es algo natural. Cambiamos. Luchamos. Nos curtimos en la vida. Caer es fácil, a veces hasta lo más lógico, pero levantarse y avanzar eso es lo difícil. Y antes que nosotros, hubo mucha más gente con problemas y que siguió adelante, porque sumirse en la desesperación era para ellos algo peor que la misma muerte.
Gurren Lagann no será el mejor anime del mundo, no habrá reinventado nada del género, y quizá, con todo lo que he dicho, se puede pensar que habrá dejado de ser mi favorito, pero ahora mismo, honestamente, no sé qué es favorito, ni qué no. Parecerá una estupidez, una excusa, pero... No lo sé. Lo único que sé es que, al igual que muchos tienen sus series, las que les llegaron al alma, las que más les han gustado, Gurren Lagann para mí es una de esas series, y eso no es algo que muchas puedan presumir. Es más, podría contarlas con los dedos de una mano: Madoka Magica, Giant Robo, Generation Kill... ¿Qué más da, pues, en ese caso, ser favorito o no? ¡Están en lo más alto! Y quién sabe qué pasará si las vuelvo a ver. Pero ahora, no tengo prisa, ni miedo de visionarlas de nuevo. Gurren Lagann, pese a quien le pese, es la serie que me marcó a mí. O al menos, la que más. Incluso con sus fallos. Y eso... no lo puede cambiar nadie (supongo que yo, como humano, también soy imperfecto y me dejo llevar, qué le voy a hacer). Por esa razón no puedo evitar ser tan subjetivo. Por esa razón, no puedo dejar de recomendarla. Ni de dejar de quererla aunque no sea del todo perfecta.
Porque aunque hayan pasado tantos años, sigo oyendo su corazón, aún está ahí. El mismo que alegró a un chaval, hace casi diez años...
Porque aunque hayan pasado tantos años, sigo oyendo su corazón, aún está ahí. El mismo que alegró a un chaval, hace casi diez años...
¿No lo oyes tú también?
Aquí pongo algunos DESTRIPES sobre la serie, en concreto cosas que en este revisionado me gustaron bastante. Si no la has visto, por favor, no avances. Hablo en serio. Luego no quiero lloros.
1. La banda sonora. No me percaté de ella, pero en esta segunda ocasión... Guau. No solo Libera me from hell, hay muchos temas destacables, como el de Lordgenome, el tema épico... Un enlace a la banda sonora, aquí.
2. Kittan. Dios. QUÉ PERSONAJE, por favor. Voy en serio cuando digo que me ha gustado mucho más que antes. Y encima, cómo se va enamorando de Yoko. No es lo que sucedía con Kamina, que eran peleas y "se odian pero se quieren", no, aquí es Kittan que va cayendo poco a poco y se lo declara... De qué manera. Reconozco que el episodio 25 no me gustó tanto, pero solo por la evolución de ese romance, ya merecía la pena.
3. Casi lloro con el episodio 26 (cosa que no me pasó cuando lo vi por primera vez) cuando aparece Kamina de nuevo. No porque sonara Libera me from hell, sino por lo que decía. Y es que es eso: los personajes siempre están gritando, y diciendo cosas simples, pero es la manera en la que lo hacen, que simplemente no puedes evitar que te contagien su carisma.
4. Me gustan los diseños de los mechas. Sencillos. Pero tienen algo. Y hablando de mechas... Lazengann. PUTA BESTIA. Ese episodio tiene la mejor pelea de la serie. Y lo digo en serio. Que sí, que la batalla final también tiene su punto, sí, pero... Dios, el Lazengann. Me alegro de que Sushio se pusiera a dirigir la animación de dicho episodio.
4.1. La segunda parte del anime me siguió pareciendo la mejor, pero es curioso que el episodio 1 me gustase bastante más y que los dos posteriores a la muerte de Kamina también (el contraste entre la alegría del inicio de la serie y la tristeza de esos capítulos era bastante acusada). Oh, y el invento que hicieron para que el Dai Gurren navegara... Dios, qué risas. Eso sí, el cuarto capítulo... Madre mía.
5. Y ya, el colofón. En el episodio 26, se nos muestra una realidad alternativa en la que los personajes viven su vida soñada. Es famoso el caso de Viral, que tiene en dicho mundo una familia, su mayor deseo, lo cual es imposible por su condición de hombre bestia. Eso es triste... Hasta que pensé en el caso de Yoko. Y joder. Yoko quiere dos cosas: reconocimiento, por eso sale como la más bella de Littner, la mejor tiradora del planeta, y cazarrecompensas famosa (esa búsqueda de reconocimiento se vio cuando estaban en la playa y tenía celos de que Nia acaparase toda la atención) pero sobre todo, y esto es evidente, amor. Aparece casándose con Kittan, y luego se despide de Kamina en el mismo lugar en el que se declaró. Pero a pesar de que podría quedarse allí, hacer realidad sus sueños, decide que no, que va a luchar por sus amigos, aunque se quede sin reconocimiento, y peor aún, sola, como se ve en el epílogo (si bien mantiene el contacto con sus antiguos alumnos y los nuevos la aprecian, pero ya sabéis a qué me refiero). Eso le da igual. Sigue luchando. Qué gran personaje.
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