martes, 31 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 31




¡Y se acabó! Jopé cómo pasa el tiempo... Eso sí,  los relatos de plotober los pondré en la sección de "Entradas especiales". Para tenerlos todos a mano. Ah, y seguiré escribiendo algún que otro relato más, intercalándolos con las entradas. Esto mola mucho, pardiez. 
En fin, ¿cuál es la premisa para hoy?



EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS TE LLAMA AL TELÉFONO


¡Ring, ring, ringgggg!

–¿Dígame? 

–... ¿He-helou? ¿Hay alguien ahí? ¿Hola?

–¿Perdón?

–Oh, ups, sorry, ejem, déjeme empesar de serou, mai amigo... Soy el presidente de los Uinaited Esteits, Mister Wilson Mcguffin. 

–¿En serio? ¿Y qué hace el presidente de los Estados Unidos llamando a mi casa? (riéndose)

–Ou, nada, solo quería spik, yu nou mai fren, how is todou por la bonita España, con el calor y de san, and de bailadoras of flamencou... ¡Olé! So, how ar de zings, mai boi? 

–Emmm... Bien. Vamos bien. Tirando. Ahora iba comer unas sobras...

–Ouuu, tipical spanish fud, ou yeah dads nais! Y wat ar yu going to it, mai fren?

–Tortilla española (sigue riéndose).

–Ouuuu, dads very very delisias, ou yes, very rico! Ñam ñam, mai fren.

–Sí, muy rico. ¿Y usted, qué tal va?

–Ou, very wel, un poco liadillou, con som peipers of leyes I haf to firmar todei, but not difficult. 

–Ya veo.

–And de exams, how abaut de exams? Todos gud, nou?

–Sí, todas aprobadas. 

–Oh, very very happy tu hiar that, very happy.

–Venga, papá, para ya (se ríe y no puede más).

–Papá? Who is Papá? Ai am de president of...

–Venga, papá, que se te nota a la legua.

–Jejeje... Perdón, no me pude resistir.

–Ya (sonríe).

–Es que... Estar en el hospital es aburrido, así que pensé en llamarte y hacerte esta broma. Perdona.

–Oh, no, no... La verdad... Sí. Ese lugar es un rollo.

–Ya te digo. ¿Y tú qué campeón? ¿Vamos bien, pues?.

–Sí, vamos bien. 

–Genial.

–¿Papá?.

–¿Sí?.

–¿Cuándo vuelves a casa?

–Oh, dentro de poco, me tienen que hacer unas pruebas más y unos cuantos tratamientos, pero dentro de poco. Un mes, como mucho. Tú paciencia, ¿eh? Y haz caso a tu madre. 

–Claro.

–Tú no te preocupes, Tomás. Esto ya verás, que se pasa volando. Y luego, iremos a ver el lago, como te dije. ¿De acuerdo?

–De acuerdo.

–Venga, un beso muy fuerte. Ahora viene el médico, y me tienen que hacer más analíticas. Ay, señour, dis is so aburrido.

–Un beso, papá. O debería decir, presidente de los Estados Unidos (se ríe).

–¡Jajaja! Yes, vaquerouuu! Yijjjaaaa!







lunes, 30 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 30




Venga, que queda poco.
Y la premisa de hoy es...

¡NO TOQUES NADA! AHORA VUELVO



–Muy bien, Tomás. Voy a la compra. Tú no toques nada, haz los deberes, y yo vuelvo enseguida. ¿De acuerdo?

–Sí, mamá. 

Le dio un beso en la mejilla, le dijo un "Adiós" muy cariñoso, y cerró la puerta. Tomás se quedó mirando el salón. Claro que no iba a tocar nada. Tenía que hacer los deberes. A sus once años, era algo habitual. Aburrido, pero es lo que toca. Así que se dirigió a su habitación y se puso a hacer las tareas: unas ecuaciones, la redacción de Lengua y las frases de inglés. Cuando acabó, miró el reloj. Habían pasado treinta minutos. El mercado estaba lejos, así que su madre tardaría quizá unos veinte minutos en volver, o un poco más si veía a alguien. Tampoco le importaba mucho estar solo. No es que odiara estar con su madre, por supuesto que no, pero en la soledad, uno puede pensar en muchas cosas. Así que se mantuvo en la silla, con la cabeza inclinada sobre la mesa, mientras sonaba en su cabeza el discurrir del pensamiento. Como unos engranajes. Tic tac, tic tac. Preguntas pasaban.

¿Qué es la vida? ¿Un discurrir hacia el fin, con alegrías y penas, o quizá un sueño e ilusión, como decía Segismundo?

¿Por qué el cielo es azul? ¿Por los rayos del Sol, o las lágrimas, riachuelos de agua azul (como él siempre la coloreaba) que recorren la Tierra cuando esta llora, y que al final caen al mar?

¿Cuál es el papel del ser humano en la vida? ¿Somos una especie más, o elegida por algo o alguien?

¿Por qué su padre ya no estaba?

¿Y qué significaba cáncer en realidad?

Esas dos preguntas pasaron por su mente sin que él casi se percatara, curiosamente a la vez. E igual de curioso era el hecho de que cuando las pensó, se quedó en blanco.

Solo pudo musitar una palabra.

–Papá...

Y una lágrima recorrió su cara, dando un color azul a su propio cielo.


domingo, 29 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 29

¿¡Có.cómorl!? ¿¡Esta vez sin foto de anime!?


¡Dos días! ¡No perdamos más el tiempo! 
Y hoy la premisa es...





UN MAPACHE TE HACE SEÑAS PARA QUE TE ACERQUES


Estaba paseando un día por el bosque, haciendo unas cuantas fotos con mi móvil. Un ciervo que se alejaba, el agua del río cayendo por una pequeña cascada, los árboles y la luz filtrándose a través de las hojas... Todo era susceptible de ser fotografiado. Entonces, mientras caminaba, un mapache salió de unos arbustos. Justo cuando iba  a hacerle una foto, se me acercó, como si me conociera de toda la vida, y me hizo con la mano señas para que me acercara. Yo, un poco nerviosa, me agaché a su nivel. Empecé a hablarle como si fuera un perro, en un intento de trabar una amistad (y que no me mordiera), pero el mapache no me respondía. Simplemente cogió mi móvil, y me hizo una foto. Me quedé paralizada, asombrándome de la habilidad que poseía el animal. El mapache me enseñó la foto, en la que salía con una cara de sorpresa, con mis ojos iluminados por la luz del flash, y le dije que había quedado muy bien. Él pareció agradecido, y volvió al lugar del que había venido. 


sábado, 28 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 28



Al turrón.
Y hoy toca escribir sobre...




RECUERDO AQUEL VERANO. SÍ, AQUEL.


En el verano de mis trece años, mi padre me llevó junto con mi hermano a pescar. Era la primera vez que hacíamos una cosa así. Nos habían dicho que en aquella zona abundaban los peces, y vaya si era cierto. Estuvimos hasta casi cinco horas sacando pieza tras pieza. Al final, anocheció y pude ver por primera vez un cielo estrellado como jamás hubiera imaginado contemplar. Claro, con un sinfín de estrellas, y hasta creo que vi la Vía Láctea. Nos quedamos un buen rato más, y mi madre nos regañó por haber llegado tan tarde. No recuerdo mucho más de aquel verano, pero esa imagen del cielo estrellado no se me va de la memoria.

Ahora, tantos años después, con cinco balas en el pecho, mientras camino por la calle desangrándome y buscando un sitio para dormir por última vez, pienso que tal vez, si hubiera seguido yendo de pesca esto no hubiera pasado. O quizá sí, quizá esto estuviera predestinado. Yo qué sé. Al final encuentro una calle donde no molesto a nadie. Seguramente duraré unas dos horas, puede que menos. Mis padres recibirán la noticia de que he muerto a manos de unos con los que no debería haberme metido, y seguro que llorarán, que se preguntarán "¿Qué hemos hecho mal?" Nada, si soy yo el que se fue del corral y se topó con el lobo. Venga, vamos allá. Uno, dos y... Me tumbo boca arriba. Ahí está. Eso es. Inspira, respira. Esto de morir, doler, duele, pero no está tan mal. Me siento en paz.

Y ahora que me fijo, el cielo parece más estrellado de lo habitual. 

Como el de aquel verano.

viernes, 27 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 27




Cuatro días y esto se acabó. Ay, qué pena...
Veamos, hoy la premisa es...





CREO QUE ESA CHICA DEL TREN ME ACABA DE SONREÍR



Estaba viajando hacia mi casa en el tren, como hacía cada mes. Miraba los campos verdes, brillando al cielo. Yo pensaba en mis cosas. Me acababan de echar de la facultad por mal comportamiento, y mis padres recibieron la noticia ayer mismo. Hubo discusión, broncas... Ya les dije que no quería hacer medicina, que prefería estar en el campo, recogiendo el trigo, con los animales... pero ellos decían que no, que debía estudiar, que era el único de la familia que iba a poder tener un futuro digno. Bah. ¿Un futuro, en una consulta minúscula, en la que la gente se me queja porque le duele aquí o allí? ¿Sin poder respirar aire puro, ni ver los amaneceres sobre los girasoles? Bah. Ese futuro no es para mí. Lo único que lamento es que había buena gente en mi clase. Pero bueno. 

De pronto, miré al resto de pasajeros, y una chica me observó. Me sonaba de algo, pero no lograba recordar de qué. La chica me sonrió, y viendo que a mi lado había una plaza libre, se acercó, me preguntó si estaba libre, le dije que sí,  y se sentó a mi lado. Era una chica un poco mayor que yo, pero... ¿De qué me sonaba?

–Hola.

–Hola –le respondí. Con cara de gilipollas, porque me sonaba y a la vez no. Dios. Odio cuando me pasa esto.

Ella miraba el campo. Me dijo: –Es bonito, ¿verdad?

–Sí, la verdad es que sí. Muy bonito.

–Es una pena que en la ciudad no haya vistas como estas.

–Ya. Sólo edificios altos, y no se ven ni siquiera las estrellas de noche.

–Y que lo digas, una pena.

–Perdone, pero... ¿nos conocemos de algo? – le pregunté ruborizado, y tratándola de usted. Como hago con cualquier desconocida. Si algo tengo, son buenos modales.

–Por favor, no me trates de usted. Y la verdad es que sí, sí que nos conocemos.

–¿Ah, sí? Pues la verdad es que no la recuerdo. Y su cara no es de las que se olvidan.

–Bueno, quizá es que la clase que daba era un poco aburrida. Pero recuerdo que a ti te gustaba mucho. Sacaste buena nota.

Ya está. 

La profesora nueva de bioquímica.

Joder.

–Dios, perdone, yo, no sabía...

–No me trates de usted, te repito de nuevo. Tengo tu misma edad.

–¿Mi misma edad, y profesora? ¿Cómo?

–No es por presumir, pero adelanté algunos cursos en el instituto, porque vieron que era superdotada. Aunque a mí me parece que soy muy parecida a la gente corriente, sólo que se me dan bien algunas cosas. Pero eso no tiene nada de especial. 

–Créeme, eso sí que es especial. Mi padre daría toda la granja por tener a alguien con la cabeza así. 

–Ya lo tiene, ¿no?

–Bah, por favor, no saques ese tema de nuevo...

–Pues claro que lo voy a sacar. Obtuviste una de las mejores notas de primer año que se habían visto en años en la facultad. Hasta te entrevistaron y todo. Eras un chico prometedor. Pero... luego...

Venga. Dilo. Tienes ganas.

¿No? Pues lo digo yo.

–¿Que por qué me puse tan borde en los siguientes años? ¿Que por qué mis notas bajaron y empecé a acosar a la gente? ¿Que por qué me echaron de la facultad?

–Bueno, no quería decir eso...

–Mira, no te culpo. Pero... ¿Sabes? Cuando volvía a mi casa, y veía a mi padre en el campo, y él me decía que no le ayudara, que fuera a echarle una mano al médico del pueblo, que así aprendía. Que yo iba más por ayudarle al pobre señor Lesmes que otra cosa, que lleva ya casi desde que nació mi padre en el trabajo. Aún así... Ayudar al pueblo pero no a mi padre, que segó y curró en el campo desde que era niño, que ni siquiera puede ir de vacaciones un solo día, ver a ese pobre hombre sudar y romperse la espalda, y a mi madre, que también ella desde que nació matándose para ganar unas míseras perras vendiendo lo que ella teje, y que cuando me vea dispuesto a echarle una mano, me diga que no, que vaya con don Lesmes... No sé. No me parecía eso ser un buen médico. Ni siquiera un buen humano. Por eso lo dejé. Y a lo bestia.

Qué poco a gusto se queda uno cuando se libera. Y el silencio que siguió fue atroz.

Pero lo peor es que ella lo rompió.

–Tienes razón. No me parece bueno que tus padres se deslomen y que nadie les ayude. Pero tampoco me parece bueno que por eso hayas dejado de lado esta oportunidad. Me parece hasta... estúpido. 

–Oiga (cuando me cabreo me sale el usted), si con eso me está llamando gilipolllas...

–¡Pues sí! ¡Puede que la facultad no sea lo más precioso del mundo! ¡Puede que la universidad sea un infierno, sobre todo para alguien como tú! Pero echar la toalla, dejar de lado todo por lo que tus padres han luchado, y que así con su esfuerzo llegues hasta lo más alto, más alto que ellos... ¡Me parece hasta una traición! ¡Una puñalada trapera!

Joder.

–¡Y no me trates de usted! ¿Está claro?

Vaya huevos.

–¿Está claro, sí o no?

–S.. sí.

–Bien. 

Qué cabreo. No podía ni mirarle a la cara.
El megáfono avisó que llegábamos a una ciudad en diez minutos. Cuando el tren paró, ella se dispuso a bajar. No me dijo nada, ni adiós. 
La tortura del silencio. 
Eso duele.

Yo le agarré del brazo.

Ella se giró, y me miró con una cara de furia. Pero no de furia asesina, sino de... Una mezcla de furia y pena. De enfado y tristeza. 

Esas caras son las que me duelen. Hasta llorar.
Ella vio cómo me derrumbaba en mi asiento. Se soltó de mi mano y, tras lo que parecieron horas, me abrazó.

"No abraces a una escoria como yo", quise decir.

Pero lo necesitaba. 

jueves, 26 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 26





Hoy nos toca la misma premisa que el día 10, a ver qué se nos ocurre.


TE HAN PILLADO EN EL AEROPUERTO CARGANDO DROGA, PERO TIENES UNA OPORTUNIDAD DE ESCAPAR.


Me han llamado hace poco. Estábamos los colegas y yo jugando al parchís en el jardín. Lo único bonito de la residencia. La comida es horrible. No me dejan tomar chorizo con jamón y huevos fritos. El colesterol, dicen. La sal, dicen. Joder. Ni a uno le dejan tranquilo.

Resulta que han trincado a mi hijo en el aeropuerto con droga en su maleta. Por supuesto, me quedo con los ojos como platos. Y casi me río. Mi hijo, con droga. No puede ser. Si ese crío no ha pisado siquiera un bar en su vida, ¿cómo diablos va a llevar droga?. Esto es raro no, lo siguiente. En fin, iré a verlo, que encima me dicen que intentó escapar y se llevó un balazo en la pierna. Vaya por Dios.

Le explico el caso a la directora de la residencia, la cual, como siempre, comprende totalmente el suceso, pero me dice que no puedo ir a verlo porque estoy muy débil y mi situación actual no me lo permite. Tampoco es que tuviera muchas ganas de visitarlo. Es más por obligación paternal, pero... No hay ganas. Quiero decir, no porque me haya deshonrado ni nada parecido, sino porque el chaval es un pesado. Siempre viene a verme. No me deja solo. Todos los días se queda conmigo desde que sale de la facultad hasta casi las diez de la noche. Se queda estudiando, me habla, me ayuda con la comida... Y todos me dicen que no valoro a mi hijo, que es un sol, un milagro que tenga como vástago a alguien tan abnegado como él, pero madre de Dios... Es un pesado... No sabe nada de fútbol, ni de política, ni de ninguna otra cosa que no sea sobre un tal Nietzsche, Whitman, Salinger, Saramago, o yo qué sé, porque siempre está leyendo y con la mente por las nubes. Desde que nació fue un chico raro. A su difunta madre le encantaba esa faceta, pero a mí... Joder, nunca podía hablar con él. No sabía qué decirle. Ni antes ni ahora. Y lo peor es que nunca le ha importado, que solo le bastaba con tener a alguien que le escuchara. Yo hago como que le escucho, pero es tan horrible... Siento como si hubiera una pared entre nosotros. Él se habrá dado cuenta, seguro. Pero sigue y sigue viniendo. Con un taladro para romper esa pared, pero nunca hay un enchufe para conectarlo. Eso sí, algo que él y yo compartimos, es nuestro odio a los aviones. Es entrar en un aeropuerto y el crío cambia totalmente. Visto y no visto.

Al final la directora me ha dicho que enviará a alguien a mi nombre, para ver qué tal está. Yo le doy las gracias y vuelvo a mi partida.

Mi hijo cargando droga. Je.

Parece una broma.


miércoles, 25 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 25





Ar, otro relato para mí, arrr.
Y la premisa de hoy es...





UN TÍO LEJANO TE HA DEJADO UNA SUSTANCIOSA HERENCIA. LÁSTIMA QUE NO TE AVISARA DE LA MALDICIÓN.



–"Y a mi sobrino Jaime, pese a que la distancia que nos separa es bastante grande, le dejo mi fortuna para que haga de ella el uso que mejor le parezca. Y ya está el testamento, leches. Dejadme morir tranquilo".

–Bueno, y ese es el final del testamento grabado de su tío. Firme aquí y podremos hacerle entrega de ese dinero. Sí, ahí... Bien, pues ya está. Un... Hombre peculiar, si se me permite decir, su tío. 

–Demasiado, diría yo. La verdad es que no nos veíamos mucho.

–¿Sabe usted que la fortuna que le ha dejado está valorada en más de cien millones de dólares?

–¿Americanos o australianos?

–Déjeme ver... Hmmmm... por la presente mmm... Cien... Hmmm... No lo especifica.

–Bueno, sigue siendo un montón de dinero.

–Lo malo...

–¿Lo malo?

–Es la maldición.

–A otro perro con ese hueso, mi buen señor.

–No, en serio, es una maldición que ha ido pasando de generación en generación por medio de esa fortuna. Nadie la ha querido, y su tío se la ha dado a usted.

–¿Y por qué mi tío no me ha dicho nada?

–Porque temería que rechazaría su parte del testamento. Ahora que la ha firmado, ya no se puede hacer nada.

–En fin... No creo en las maldiciones, pero, ¿esta de qué va? ¿Moriré?

–No.

–¿Mala suerte?

–No señor.

–¿Estaré vagando cual Caín por este mundo?

–Ehm... Vuelve a fallar.

–Vale. ¿De qué se trata?

–Le saldrá una verruga en el pene. Una bastante hermosa, diría yo.

–¿Y?

–Pues... que eso no tiene que ser algo muy placentero, ¿no?

–A decir verdad, tengo unas cuantas. Al principio dan guerra, pero luego te acostumbras. Por una más, no creo que pase nada.

–Ahm... Ya veo. Vaya maldición más peculiar le ha tocado, ¿no? Si se me permite comentar.

–Y que lo diga. 

martes, 24 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 24




7 días para que finalice octubre. Lo que significa que quedan 7 relatos más.
Y la premisa de hoy es...



UN ELFO, UN ORCO, UN ENANO, UN MEDIANO Y TÚ TENÉIS QUE SALVAR EL MUNDO



Hace mucho tiempo, se reunieron los cincos reyes de cada una de las cinco razas, para determinar las acciones que deberían tomar para salvar el planeta de las garras del Señor Oscuro. Los reyes eran Mindur, señor de los enanos, Agoy, duque de los orcos, Lilor, rey del bosque de los elfos, Sardin, jefe de la aldea de los medianos, y un servidor, Thomas, rey de los hombres. Entonces, yo procedí a iniciar la sesión y...

–Un momento, un momento.

–¿Y ahora qué, Lilor?

–En la otra reunión también comenzaste la reunión. No creo que sea muy justo que siempre empieces tú.

Todos asintieron.

–Vale, de acuerdo. Bien visto. ¿Quién quiere comenzar?

–Hmmm... No, así no. Echemos a suertes quién comienza la asamblea. Así es más divertido.

–¿Suertes? Pero eso no es muy épico que se diga, y estamos en un relato épico. Además, el Señor Oscuro se acerca, y...

–¡Arg, a la mierda los relatos épicos! ¡Yo estoy con el rey elfo! ¡A suertes! ¡Echemos un pares y nones, a ver quién sale!

–Claro, no te jode, porque así ganas tú, Agoy. No en vano eres el campeón mundial invicto de los pares y nones.

–¿Algún problema, Sardin?

–Pues que podríamos probar piedra, papel, tijera. Es un juego bastante chulo, la verdad.

–A ver, a ver, que nos desviamos y hay un tema que tratar...

–¿Piedra, papel y tijera? ¡Me niego a participar en ese artificio del demonio que mató a mi padre, Mindor, tiempo ha!

–Pero si murió por una neumonía, Mindur. Que echase una partida a piedra papel y tijera no tiene nada que ver...

–¡Que no, que no, que me niego! ¡Maligno, maligno! ¡Fuera, fuera! ¡Arfg tchó tchó! (y escupe la dentadura).

–Pues... Podríamos probar algo que inventamos nosotros, los humanos. Y es casi como un juego.

–¿Y qué es?

–Se llama votar. Metes en una caja unos papeles con el nombre del que quieres que salga elegido y el que tenga más papeles con su nombre gana. Así eligen a los alcaldes. Lo llamamos democracia.

Silencio. Todos se miran entre sí. 

–¿Pero qué chorrada es esa? ¡Piedra, papel y tijeras, leñe ya!

–¡Pares y nones! ¡Pares y nones!

–¡Ni hablar del peluquín! ¡Dominó! ¡Dominó!

–¡El dominó es cosa de perdedores! ¡Ajedrez, chavales! ¡Ajedrez!

Ay, señor.

lunes, 23 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 23



Veamos qué nos tiene preparado hoy Plotober.
Y la premisa es...




TINDER SOLO TE MUESTRA GENTE FEA



María estaba mirando la pantalla del ordenador. En concreto, su perfil de Tinder. No se habría hecho una cuenta jamás, de no ser porque todas sus amigas, sin excepción, le recomendaron esa aplicación. Y le ayudaron a que ella pudiera usarla desde su ordenador, dado que María prefería mil veces la pantalla de su portátil a la minúscula de su móvil. Amén de que ella con los ordenadores no era muy ducha, que se diga, perdiendo los nervios muchas veces. Pero en fin, vayamos al asunto. María estaba un poco disgustada porque salía gente en su Tinder, gente que ella consideraba, sin tapujos ni rodeos, fea. Demasiado fea.

Llamémosla desagradecida, creída, o incluso malvada, pero ella tenía unos estándares muy altos. Muchas de sus amigas achacaban a dichos estándares el hecho de que María estuviera sola, mientras que ellas, no (algunas incluso ya se habían casado y formado familia). También afirmaban que tener un humor de perros y no interesarse por ningún tema en general, algo importante para llevar una conversación y relación, eran otros motivos por los que nuestra protagonista no duraba ni dos días con una pareja. Viendo la cara de María, inexpresiva, podríamos seguramente afirmar que a ella todo eso le daba igual, que tener un Tinder, buscar pareja, y que le durase poco, eran pasatiempos para ella, para matar el tiempo. Pero si pudiéramos, ¡ay!, si pudiéramos atisbar algo el fondo de su alma, comprobaríamos que nos equivocaríamos, que a ella le fastidia no tener alguien con quien hablar, con quien compartir su vida, y poder saber qué significa tener pareja. Y lo peor de todo es que no era culpa de ningún hado, ni infortunio, sino (y esto era lo que más le dolía) de su propia manera de ser, y que cambiar todo eso le llevaría una o dos, o incluso tres vidas (y para eso, según ella, habría que ser un gato). Podría llorar, pero ya lo había probado y no le funcionó. Lo único, quizá, era seguir buscando, y aguantar esta soledad. Porque como hemos visto, para ella cambiar no era algo posible. 

Mientras miraba la lista de perfiles que le presentaba la página, se paró de pronto en uno de ellos. Su expresión cambió a asombro, asombro e incredulidad. El perfil pertenecía a un tal Diego, y en su descripción, se podía ver su edad, aficiones, y en letras mayúsculas "ODIO LOS ORDENADORES, Y SI ESTOY AQUÍ ES POR OBLIGACIÓN". 

María seguía con la misma cara. Luego, se quedó contemplando la pantalla. El chico no le parecía guapo pero, curiosamente, tampoco feo, o al menos no tan feo como los otros (y créanme, estimados lectores, que los otros perfiles no eran para nada feos, como decimos, tenía altas expectativas). Siguió observando la pantalla unos cuantos minutos. A continuación, vio el resto de perfiles, a la misma velocidad que antes, los descartó y volvió al de Diego. Se quedó pensando, y entonces, dio un bufido, y lo aceptó.



Han pasado ya unos cuantos meses desde aquel día, y nos alegra comunicar a nuestros lectores, que Diego y María son una pareja feliz.

domingo, 22 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 22



Vamos, que esto no pare.
Y la premisa de hoy es...


CON ESA VIDA DEBES SER UN FRACASADO


–Buenas, señor.

–Buenos días. Siéntese.

–De acuerdo.

–El otro día me llamó por un problema.

–Sí, verá, es que llevo varios días sin poder dormir.

–¿Desde hace cuántos días que presenta este problema?

–Desde una semana, si mal no recuerdo.

–Ajá. ¿Ha tomado alguna medicación para dormir?

–No, señor.

–¿La zona en la que vive es muy ruidosa? ¿Duerme con las persianas bajadas, sin ninguna luz?

–En general, no. Vivo en el centro. Y las persianas siempre bajadas. Ni un rayo de luz.

–Mmm. ¿Duerme solo o con alguien?

–Solo.

–Ya veo. ¿Ha tenido alguna vez alguna enfermedad grave, que le haya dejado secuelas?

–Que yo recuerde, no.

–Bien. ¿Qué tal en el trabajo? ¿Algún episodio estresante, madrugadas, se duerme en el trabajo?

–No, todo normal. Lo curioso es que aunque no duerma, no tengo sueño. Me siento descansado, pero no puedo cerrar los ojos y dormir como hace todo buen hijo de vecino, ¿comprende?

–O sea... Que usted descansa como si hubiera dormido, pero en realidad, no ha hecho tal cosa.

–Así es. Me paso las siete horas en la cama, o andando, o leyendo. Nada de dormir. Y luego como una rosa. ¿Usted ve qué sinrazón?

–Curioso cuanto menos, sí. 

–No sé qué voy a hacer.

–Hábleme de su vida.

–¿Cómo?

–De su vida. De cómo consiguió su trabajo. Cómo fue educado. A grandes rasgos. Un resumen.

–Mmm... Pues... Yo era un niño feliz, crecí feliz, conseguí un empleo estable en una empresa, y llevo en ella más de quince años, con dos ascensos y aumento de sueldo. No tengo pareja pero tampoco es que me muera por estar con alguien. Y eso sería todo.

–Vale. 

–¿Cree que eso tiene que ver con mi problema, doctor?

–Mmm... Puede ser. ¿Alguna vez se ha arrepentido de algo?

–Como todos, supongo. Sí.

–¿Le gustaría haber hecho otra cosa? ¿Tomar otro camino?

–...Y a quién no.

–¿Y piensa en eso cada vez que va a dormir?

–Es curioso, pero... Desde que empezó el problema, sí. Surgió de repente en mi cabeza, ¡zas!. No sé por qué. Pero ahí sigue, dando vueltas. No me molesta mucho, pero lo noto.

–Bien.

–¿Qué piensa, doctor?

–¿Honestamente? Que a su cabeza no le gusta el rumbo que ha tomado su vida. Por eso no le deja dormir.

–Pero... ¿Qué dice?

–Lo que honestamente creo. Habría que hacer más pruebas, por supuesto. Es más, me da la impresión de que su cabeza lo toma por un perdedor. 




PETICIONES DE LOS LECTORES: EL PRECIO DEL PODER



Hace ya mucho, pero muchísimo tiempo que anuncié la película para analizar en la siguiente entrada de Peticiones de los lectores. Y aprovechando que ya escribí el relato de hoy para el plotober, hela aquí: la reseña de El precio del poder

A ello.

NOTA: HAY ALGUNOS DESTRIPES MENORES, CUIDADO.


sábado, 21 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 21






Esto aún no ha terminado.
Y hoy toca escribir sobre...


HAY UN HOMBRE SIGUIÉNDOTE POR LA CALLE...


Raúl iba nervioso por una calle; una calle oscura, casi de cine de terror. Alguien llevaba un buen rato siguiendo sus pasos. No se atrevía a mirar quién era, porque se imaginaba que sería un asesino que iba a matarlo, o quizá un secuestrador que lo raptase y no dejase nunca salir de un zulo mugriento. O cosas mucho peores que nadie en su sano juicio se atrevería siquiera a describir. Es lo que tiene ser un chaval de 10 años adicto a los cómics. 

Raúl decidió despistar a su perseguidor, metiéndose por unas callejuelas que no conocía, con la esperanza de que si él se perdía, el hombre misterioso haría lo propio. Un quiebro por aquí, otro por allá, pero nada, el hombre no cejaba en su empeño y cual sombra le seguía. Y pasó lo que tuvo que pasar: un muro, la calle cortada, y Raúl no podía seguir. El hombre lo tenía acorralado. Raúl temblaba con cada paso que daba el hombre hacia él. Cerró los ojos y esperó lo peor. 

Silencio únicamente roto por el viento. Los claxones de los coches y voces gritando, otras murmurando. Raúl abrió los ojos, y vio que no había ningún hombre por allí. Debería habérselo imaginado, pero... ¡era tan real!. Y para su sorpresa, no había rastro del muro. Es más, Raúl no estaba en una calle, sino en medio del asfalto, y los coches le pitaban para que se apartase, y la gente le miraba confusa. Vaya espectáculo. Menos mal que su madre no estaba para verlo. Aún así... El hombre, el muro, ese ambiente oscuro y opresivo... No, no podía ser una alucinación. ¿Qué está ocurriendo aquí?

Raúl miró al suelo. Un papel curiosa y cuidadosamente doblado. Lo cogió. En el papel se podía leer:

"Donde acaba la ficción y empieza lo real, nadie lo sabe. 

Todos tienen su particular modo de ver la vida"


viernes, 20 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 20





Poco queda ya, poco... Hay que aprovecharlo. 

Y la premisa de hoy es...

ESTÁS CENANDO EN UN EVENTO EN EL QUE NO CONOCES A NADIE Y HAY UN TIPO QUE SOLO HACE CHISTES MACHISTAS



Ricardo no tenía previsto nada de lo que estaba sucediendo. Él ya había hecho planes, pero los tuvo que cambiar para hacerle un favor a su amigo Óscar, el que trabajaba en la oficina. Resulta que este tenía un evento al cual no podía asistir, para celebrar los dos años de vida de la empresa. Por ello, le pidió a Ricardo que fuera en su nombre, al menos para llenar hueco, y ver qué se cocía por ahí. Ricardo aceptó, y fue para allá. El evento no estuvo nada mal. Hubo charlas que curiosamente mantuvieron el interés de nuestro amigo (una sobre la nueva línea de implantes dentales en delfines) y tras las conferencias, se dio inicio a la cena. Ricardo se presentó en nombre de Óscar, y conoció a todos los compañeros de trabajo de su amigo. No estaba mal. No parecía tan malo como se lo pintaba Ricardo.

Las horas pasaron y a eso de las... ¿dos, tres? de la madrugada, se oyó a un asistente gritar más de la cuenta. Un asistente, muy ebrio. El jefe de Óscar. 

Ricardo se sorprendió al ver un hombre tan serio en esa faceta tan... ridícula, para él. Y que además de borracho, estaba contando chistes machistas. A Ricardo todo eso le daba igual, "qué más da, si el mundo se irá a la mierda", pensaba él. Entonces, sin comerlo ni beberlo, recordó a una profesora que tuvo hace ya mucho tiempo. Dicha profesora, cuando oía un chiste machista, sacaba una lista con chistes que ponían a parir a los hombres, y con sólo contar cinco chistes de esa lista, la profesora ganaba la contienda. Ricardo, al rememorar ese tiempo, sonrió, cogió un papel, y escribió los chistes de su profesora que logró recordar. Cuando vio el momento oportuno, levantó la mano, y se dispuso a leer el primer chiste de la lista.



jueves, 19 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 19



Ah, me encanta el olor a Plotober por la mañana...
Y la premisa de hoy es...



MORIRÁS EN CINCO MINUTOS



Sabía que este día llegaría. Han sido buenos momentos, pero el final se acerca inexorablemente. Con cada minuto que pasa, noto que estoy más cerca del funesto momento. Es ley de vida, pero me parece muy injusto. Ya no podré nunca más ver el cielo azul, un nuevo amanecer, las nubes, la lluvia por la ventana, la gente caminando, los coches y edificios, las maravillas del hombre y de la naturaleza. No oiré más el sonido del metro, ese acompasado son que me sorprende cada vez que lo escucho, el son de una serpiente de metal en la cual me introduzco junto con mi amiga. Y es que a ella es quien más echaré de menos, aquella chica, que se acercó un día, entró en mi hogar, preguntó por mí, aparecí, y me cogió con las manos más dulces que jamás había notado. Ojalá pudiera hablarle, decirle todo lo que siento, que la quiero y amo con todo mi cariño, y que nunca se irá de mi memoria. Entonces pienso si ocuparé un lugar en su alma. 

Ya está. Los ojos de mi amiga lo dicen. Mi hora ha llegado. Ella me mira y me sujeta con sus manos, con el mismo cariño que la primera vez. Yo no puedo articular palabra. No me es posible. Pero lo deseo.

De pronto, ella sonríe. Me levanta y me coloca la estantería pequeña de su mesita, junto a otros de mis compañeros, pero encima de ellos, con mimo y cuidado, a la vista de todo aquel que entre. Lo último que hizo fue darme un beso.

Su madre se acercó.

–¿Qué tal? ¿Te ha gustado?

 Ella se gira, y le responde con una dulce voz.

–Sinceramente, creo que, de todos los libros que he leído, es mi favorito.

–Oh, me alegro, cariño. ¿Y... cuál era? No lo recuerdo bien.

Ella me mira de nuevo. Porque quiere.

Hojas de hierba.

Madre e hija se alejan de la habitación, mientras aún sigo oyendo sus risas, sus conversaciones y palabras. Yo no puedo hacer más que pensar en ella. Y digo, sin que nadie me escuche:

"Gracias, mi creador, por toda esta vida".












miércoles, 18 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 18




Ya saben vuesas mercedes cómo va esto, así que nada. Al lío.

Y hoy la premisa es...

EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA Y TÚ ERES EL CULPABLE


Día X del mes XX. Año XXXX.

Ya han pasado dos horas desde que comenzó todo. De acuerdo con las instrucciones de mis superiores, me infiltré en la base enemiga y pude dar inicio al ataque contra ella, eliminando cualquier rastro enemigo. No soy quien para juzgar, pero si se me permite, todo esto se ha convertido en un infierno, el ocaso de un mundo y el amanecer de otro. Aparte de mis acciones, me gustaría tomar nota de todo lo que acontece, aunque nadie lea mi testimonio. Muchos enemigos y civiles me dicen algo antes de morir. Me llaman monstruo, asesino de masas, algunos incluso llegan a considerarme el destructor del mundo. Pero la verdad es que antes que yo, hubo muchos otros que hicieron lo mismo, y siempre fueron tratados así. Lo que me reconforta es saber que con el fin de este mundo, salvaré una vida. No puede haber mayor recompensa que esa. Para eso me crearon, a mí y a mis hermanas. No me importa que después de mi misión, deba morir. La muerte de un mundo, mi propia muerte, por la vida de otro. Lo veo justo. Para eso me crearon.

Falta poco para que el mundo se acabe. 

Firmado, 

Penicilina G.

Semper fidelis





martes, 17 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 17




¡Más relatos, muchachos, esto es plotober, arrr!

Y la premisa de hoy es...


TE HAN SELECCIONADO PARA UN PROGRAMA DE BUSCAR PAREJA. TIENES QUE CONTÁRSELO A TU NOVIO




Un caluroso día de verano. Ana, estudiante de tercer año de Derecho, estaba en su cuarto, leyendo un libro, mientras desde la cocina llegaba un rico aroma. Ana miró el registro de llamadas de su móvil, se armó de valor y se dirigió a la cocina. Ahí estaba Máximo, su novio, haciendo el sofrito para la comida de hoy. "Que sea lo que Dios quiera", pensó Ana. Tragó saliva, y comenzó a hablar.

–Oye, cari. ¿Te puedo contar una cosa?

–Claro, chiqui. Dime. ¿Qué pasa?

–Es que... ¿sabes ese programa de la tele, el que presenta ese tío tan majo?

–Ah, ya. El de las citas. Sí, ¿qué pasa con él?

–Bueno, pues... Esta mañana llamaron y pensé que era el médico, pero resulta que eran de ese programa y... me han seleccionado.

Máximo se quedó en silencio, mirando a Ana. Ana tragó aún más saliva.

–La culpa es mía... Les envié una carta hace tres meses, antes de conocerte, para ver si entraba... Pensé que nunca la leerían... Ya les he dicho que tengo novio, que no podía ir, pero ellos ya tenían el programa preparado y no se podía cancelar... 

Máximo todavía la miraba.

–Máximo, yo... Lo siento...

–No pasa nada, chiqui. Está bien.

Se lo estaba tomando con mucha calma. Como siempre.

–Pero vamos a ver, Máximo. ¿Qué es lo que te pasa?

–¿Ein?

–¡Ni "ein" ni niño muerto! ¡Te digo que me han seleccionado para un programa de citas, y tú tan tranquilo, que no pasa nada! ¿Y si viene un chico guapísimo y te dejo por él? ¿Eh? 

–Sé que eso no pasará.

–¿Ah, no? ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?

–Porque lo sé. Eso solo pasa en las películas. Al menos, eso creo yo.

Silencio.

–Nunca te enfadas.

–¿Ein?

–¡Que nunca te enfadas! ¡Nunca discutes! ¡Cuando me pongo a hablar contigo, en cuanto notas que la conversación se va a ir de madre, te escondes, no luchas por lo que quieres! ¡Como ayer, quería un libro y simplemente dijiste "Pero chiqui, que tienes muchos", y luego te contesté, y después, como siempre, callaste, porque sabías que íbamos a discutir! ¡Podrías haberte enfadado un poco! ¡Nunca lo haces! ¡Nunca luchas por lo que quieres!

Máximo la miraba en silencio, con cara apesadumbrada. Ana se calló y se acercó a él, acariciando su espalda.

–Mira... Sé que en la oficina te pasa igual. Con tal de no discutir, dejas que hagan lo que quieran. Y a veces, te hacen daño.

La sartén seguía chispeando.

–Deberías imponerte. Cuando creas conveniente. Luchar por lo que quieres. Y que no te hagan sentir mal. 

–Pero es que no me gusta discutir.

–Ya. Y en cierto sentido, eso me gusta. Pero... por desgracia, o comes o te comen.

La sartén seguía chispeando.

–De verdad que no quiero ir, Máximo. ¿Qué puedo hacer?

Máximo miró el calendario.

–¿Cuándo es el programa?

–El lunes que viene.

Máximo pensó.

–¿Te apetecen unas vacaciones de dos semanas?

Ana le miró.

–¿Vacaciones? Pero, ¿cómo...?

–En la oficina aún no las he cogido. Y como tú tienes todavía vacaciones de verano, no pasaría nada. ¿A dónde te apetece ir?

Ana seguía sorprendida. Respondió, casi titubeando:

–¿Yo? Pues... A Nueva York. ¿Y a ti?

–No está mal.

–Máximo...

–No, oye, que a mí me mola Nueva York. Aunque... No sé... También me gustaría ir a Australia.

Se quedaron en silencio, Ana apoyando su cabeza en el hombro de Máximo.

Máximo dijo:

 –¿Y si lo resolvemos a piedra, papel, tijera?.

Ana le miró sorprendida, y sonrió. 

–Venga. No te quejes si te machaco.


lunes, 16 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 16



Aún queda un poco de octubre, gente. Y eso significa, más plotober

¿Cuál es la premisa de hoy?



UNA PISTOLA DE JUGUETE, UNA NARIZ DE PAYASO Y UNA BOLSA DE PEDORRETAS



La bolsa de pedorretas estaba acorralada. La nariz de payaso la apuntaba con la pistola de juguete que lanzaba dardos punzantes. El cielo estaba oscuro, a punto de iniciarse una tormenta. 

–No debiste traicionarnos, bolsa –dijo la nariz  de payaso.

–¿Por qué lo hiciste? Pensé... ¡que eras uno de los nuestros! ¡Un camarada! –gritó la pistola de juguete.

La bolsa de pedorretas no dijo nada, ni varió su expresión seria, fría. Todo esto le daba igual. Vivir, morir, traicionar a tus compañeros... Qué más daba todo eso. Era un juego. 

–Adiós –y la nariz de payaso disparó. 

Un dardo fue lanzado a toda velocidad hacia la bolsa de pedorretas, que no hizo ni un movimiento para esquivarlo. El objeto punzante impactó y la bolsa explotó, en un sonoro y melancólico pedo. 


domingo, 15 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 15




Vamos allá.
Hoy toca escribir sobre...



TE HAS ENAMORADO DE UN COLECCIONISTA DE CÓMICS. EN LA PRIMERA VEZ EN SU CASA DERRAMAS SOPA POR ENCIMA DE SU COLECCIÓN



Rodrigo asistió a la feria de cómic, como todos los años. Aunque sabía perfectamente que, como todos los años, iría solo, y que, como todos los años, sería una experiencia que le resultaría anodina en exceso, se dirigió, usando el metro, hacia el palacio de ferias de su ciudad, donde se celebraba el evento. Como todos los años.

Mientras miraba los diversos establecimientos de tiendas y editoriales, suspiró. Quizá ya no estaba hecho para las viñetas. Hace largo tiempo que no encontraba un cómic que le gustase de verdad. Era algo que le desesperaba. Igual que ir a la feria de cómic. 

Entonces, una chica se le acercó a él y le dijo que si le pasaba algo. Era una chica muy maja, se veía en la cara que quería ayudar. Rodrigo le respondió que no, que estaba bien, pero ella no se lo creyó y empezó a hablar con él. Al principio Rodrigo se sentía un poco molesto, aunque la chica hacía todo eso con la mejor intención del mundo. Después, la molestia se convirtió en alegría y de la alegría se pasó a la dicha. Rodrigo no creía en los cuentos de hadas (ni yo tampoco, si les soy sinceros) pero sintió un amor de los que solo se leen en esos cuentos. Y la chica también. Fue visto y no visto. Increíble. 

La chica se llamaba Rosa, y vivía muy cerca de la casa de Rodrigo. Empezaron a quedar, algunas veces en el parque, otras en la tienda de cómics, y en el piso de uno de los dos. Rodrigo visitó por primera vez la casa de Rosa hace ya dos días. Entró con mucha educación (aunque no había nadie más), y ya dentro, Rosa le enseñó su colección de cómics de gran valor, jugaron juntos a las videoconsolas, leyeron un poco, vieron la tele, echaron una partida de rol, y etc. En el momento de la cena, mientras estaban tomando en el salón un gazpacho, sin querer, Rodrigo derramó un poco sobre un cómic de Rosa. Una primera edición antiquísima, que ella le había enseñado. 

Rodrigo se temía lo peor. Quizá Rosa le mataría ahí mismo, con un tenedor oxidado. Quizá le dejaría por un jugador de fútbol. Quizá se transformaría en un alienígena y le devoraría el cerebro. Pero nada de eso sucedió. Rosa se quedó en el sitio, paralizada, su piel se volvió más clara de lo habitual, y se cayó al suelo. Rodrigo se acercó alarmado, e intentó despertarla sin resultado. Llamó a los servicios de emergencia, que llegaron rápidamente y se la llevaron al hospital. Al parecer, había sufrido un ataque al corazón. Sobrevivió, por suerte, y pese al amor que sentía por ese cómic, le perdonó a Rodrigo (ella lo consideró un accidente).

Aún así, tras ese suceso, Rodrigo no volvió a visitar nunca más la feria de cómics. Ni siquiera a leer uno. 


sábado, 14 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 14





Venga, vamos al lío.

Y hoy toca escribir de...


UNA ISLA DESIERTA Y PARECE QUE HAY ALGUIEN MÁS



Clara despertó al sentir algo húmedo tocando sus pies. Se levantó perezosamente, tocando algo granuloso y caliente. Se oía un ruido, como si algo se acercara y alejase. Cuando se irguió, vio su alrededor.

Estaba sola en una isla. 

Una isla con una enorme playa que parecía perderse en el horizonte y no tener fin. Una frondosa selva se hallaba frente a ella; una selva de la que provenían ruidos misteriosos. Clara comenzó a ponerse nerviosa y corrió por la playa, en busca de algún signo de civilización. Corrió y corrió durante lo que a ella le parecieron eones, pero el cansancio hizo presa en ella y tuvo que parar bajo una palmera solitaria. Jadeando, se tumbó. Su mente intentó recordar todo lo que había pasado, pero solo pudo vislumbrar pequeños retazos de lo acaecido.

Unos gritos. Llamas saliendo de un habitáculo. La gente corriendo por todas partes. Sus padres alejándose de ella. Un movimiento brusco, y luego...

Dejó de recordar por el insufrible dolor y notó que las lágrimas recorrían su rostro. Pensó que no volvería a ver a nadie, a sus amigos, a sus padres. Que se quedaría sola en este pedazo de tierra, y que seguramente moriría, presa de algún animal salvaje, o de las enfermedades tropicales, o simplemente, de vieja. Sola.

Su estómago interrumpió su pena con un enorme rugido. Se levantó y decidió adentrarse en la isla.

La selva se iba haciendo cada vez más espesa hasta que llegó a un claro, con ríos de agua cristalina. En ellos, unos antílopes y jabalíes bebían el líquido, sin que la presencia de Clara les importunase. Buscando en los árboles de los alrededores, pudo conseguir algo de fruta con la que calmar su estómago. Pero este era muy exigente, y pasadas unas pocas horas, volvió a rugir con mayor fuerza. 

Clara continuó su periplo. De pronto, oyó un estruendo, como si algo se hubiera caído, o si la Tierra se partiera en dos. Se acercó a la fuente del ruido, y encontró a un elefante que yacía en el suelo. 

Clara lo miró atentamente. Los ojos del elefante, vidriosos, casi humanos, la observaban fijamente. Su costado subía y bajaba lentamente,  y de la trompa salía un sonido angustioso. 

Clara se quedó contemplando al elefante durante unos minutos. Entonces, giró sobre sí misma y se alejó del lugar, volviendo por donde había venido. Pasado un tiempo, volvió con un palo acabado en punta.

Se acercó al animal y se dispuso a palpar el cuerpo del elefante, con sumo cuidado para que no se pusiera más nervioso. La mano recorría el arrugado cuerpo del enorme ser hasta que paró en una zona. Clara notaba un débil ruido. Un ir y venir.

Alzó la lanza y miró al elefante. La chica empezó a temblar. Notaba en su espalda el peso de cada segundo. Mares de sudor la recorrían. El corazón provocaba enormes seísmos en su cuerpo. Y los segundos seguían pesando más y más.

Y cuando el Sol daba sus últimos coletazos de luz, se escuchó un grito que recorrió toda la isla, asustando a todos los animales.



La noche cayó y Clara estaba llena. Había hecho una hoguera con la que asó un poco de la carne del enorme animal. Pensaba en cómo conservar todo eso. También en evitar atraer a depredadores con el olor, aunque, bien pensado, si había pasado tanto tiempo y no hubo rastro de ellos, poco había que temer. Pero por si acaso.

Clara miraba la cabeza del elefante. El animal más grande del mundo. Siempre soñó con ver uno cara a cara, maravillarse ante su magnificencia, su imponencia. Nunca supuso que podían ser tan frágiles. Como ella. 

Se recostó, y miró sus manos. Las había lavado lo mejor posible, pero aún quedaban pequeños rastros de sangre. Las acercó a su nariz y las olió. El aroma del hierro seguía ahí, con la misma intensidad.

Al final no iba a estar tan sola. 






viernes, 13 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 13





Venga, vamos allá. La premisa de hoy es...

LO SIENTO, TENEMOS QUE HABLAR



–Señor Esteban, siento interrumpirle, pero tenemos que hablar.

–Usted dirá.

–Verá, quisiera comunicarle mi disgusto para con su actitud en el trabajo.

–Entiendo.

–Creo que cuando empezó a trabajar en esta empresa, dio su aprobación a las normas de convivencia. ¿Me equivoco?

–No, señor. 

–Bien. Entonces, explíqueme por qué mató al señor Matías delante de todo el mundo, cortó su cabeza y la puso como florero en su mesa.

–Con todo el respeto, pero el muy desgraciado nunca me daba los buenos días. No sé por qué razón.

–Quizá porque le levantó la novia justo antes de que diera el "sí quiero". Delante de cien personas. Por favor, Esteban...

–Cierto, pero lo pasado pasado es. Además, le ahorré un favor, porque no hay quien aguante a esa chica.

–Basta, no entremos en esos detalles. 

–Perdone señor.

–Le pondré una advertencia. Ya sabe que con tres de ellas, está despedido, ¿no? Así que no vuelva a hacer eso, ni en esta empresa, ni en ningún otro sitio. Y haga el favor de quitar esas flores de plástico y colocar unas de verdad en la cabeza del señor Matías. Al menos, que se vea un poco de elegancia en nuestros empleados. 

–Sí, señor.


jueves, 12 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 12




Un nuevo día, un nuevo relato para el plotober. Y este versa sobre...


RECIBES POR ERROR UN CORREO ELÉCTRONICO DE WIKILEAKS


Diego, a pesar de haber nacido en la generación de la informática, no se había hecho aún a los ordenadores. Esos aparatos cuadrados, con enormes torres, y que incluso algunos de ellos podían doblarse, le producían un enorme desinterés. Para él, el acto de escribir se llevaba a cabo usando papel, lápiz o bolígrafo, no pulsando las teclas de esas máquinas. Las noticias las buscaba no en Internet, sino con los periódicos que su buen amigo el tendero le proporcionaba siempre con puntualidad. Si tenía que comprar algo, lo hacía en las tiendas de su ciudad, y si no estaba disponible, o bien esperaba a que los establecimientos recibieran el producto que buscaba, o pedía a su padre, mucho más curtido que él en el uso de las computadoras y que Diego consideraba un adicto a esos cacharros, que se lo adquiriese por medio del comercio digital. 

No es casual que para sus compañeros de clase Diego fuera un extraño, o mejor dicho, el símbolo de una época que ellos veían muy lejana. Como si fuera un esqueleto de dinosaurio expuesto en un museo. 

Su madre decidió apuntarle a clases de informática, pese a las reticencias de Diego, pensando que así su hijo conseguiría tener más posibilidades en el mundo laboral. Al final nuestro amigo acabó aceptando dichas clases no tanto como un castigo sino como algo un poco molesto, sí, pero de lo que se podría sacar algo en claro.

Hoy iban a aprender a usar el correo electrónico. La profesora les explicó cómo hacerse una cuenta, los distintos tipos de mensajes, y la administración de su bandeja de entrada. No fue algo tan difícil para Diego. Pulsar unas teclas. Mirar bien. Y fuera.

Entonces, justo cuando configuró su cuenta, vio llegar una misiva. Su primer correo. Un poco sorprendido, decidió ver quién lo había enviado.

El remitente era Wikileaks

Wikileaks. La organización que había destapado un montón de noticias que nadie debería saber. Noticias que escandalizaron al planeta. Cuyo fundador llevaba años ha en una embajada sin poder salir. 

Y le han enviado un correo a él.

Un montón de pensamientos cruzaron su mente. La policía le detiene y encarcela de por vida. Puede que unos agentes especiales lo secuestren y no vuelva a ver nunca a su familia. O también podría saber algo que haya pasado y deba contar por el bien común. Podría convertirse en un héroe, en alguien que luche por lo que es justo.

Entonces, le dio a abrir. Pudo ver el siguiente mensaje:

"Prácticas remuneradas en la sede de Wikileaks. Aprende con los mejores profesionales a destapar los asuntos más sucios y que no quieren que sepa nadie".

"Malditos ordenadores", pensó Diego.