lunes, 23 de octubre de 2017

PLOTOBER 2017 - DÍA 23



Veamos qué nos tiene preparado hoy Plotober.
Y la premisa es...




TINDER SOLO TE MUESTRA GENTE FEA



María estaba mirando la pantalla del ordenador. En concreto, su perfil de Tinder. No se habría hecho una cuenta jamás, de no ser porque todas sus amigas, sin excepción, le recomendaron esa aplicación. Y le ayudaron a que ella pudiera usarla desde su ordenador, dado que María prefería mil veces la pantalla de su portátil a la minúscula de su móvil. Amén de que ella con los ordenadores no era muy ducha, que se diga, perdiendo los nervios muchas veces. Pero en fin, vayamos al asunto. María estaba un poco disgustada porque salía gente en su Tinder, gente que ella consideraba, sin tapujos ni rodeos, fea. Demasiado fea.

Llamémosla desagradecida, creída, o incluso malvada, pero ella tenía unos estándares muy altos. Muchas de sus amigas achacaban a dichos estándares el hecho de que María estuviera sola, mientras que ellas, no (algunas incluso ya se habían casado y formado familia). También afirmaban que tener un humor de perros y no interesarse por ningún tema en general, algo importante para llevar una conversación y relación, eran otros motivos por los que nuestra protagonista no duraba ni dos días con una pareja. Viendo la cara de María, inexpresiva, podríamos seguramente afirmar que a ella todo eso le daba igual, que tener un Tinder, buscar pareja, y que le durase poco, eran pasatiempos para ella, para matar el tiempo. Pero si pudiéramos, ¡ay!, si pudiéramos atisbar algo el fondo de su alma, comprobaríamos que nos equivocaríamos, que a ella le fastidia no tener alguien con quien hablar, con quien compartir su vida, y poder saber qué significa tener pareja. Y lo peor de todo es que no era culpa de ningún hado, ni infortunio, sino (y esto era lo que más le dolía) de su propia manera de ser, y que cambiar todo eso le llevaría una o dos, o incluso tres vidas (y para eso, según ella, habría que ser un gato). Podría llorar, pero ya lo había probado y no le funcionó. Lo único, quizá, era seguir buscando, y aguantar esta soledad. Porque como hemos visto, para ella cambiar no era algo posible. 

Mientras miraba la lista de perfiles que le presentaba la página, se paró de pronto en uno de ellos. Su expresión cambió a asombro, asombro e incredulidad. El perfil pertenecía a un tal Diego, y en su descripción, se podía ver su edad, aficiones, y en letras mayúsculas "ODIO LOS ORDENADORES, Y SI ESTOY AQUÍ ES POR OBLIGACIÓN". 

María seguía con la misma cara. Luego, se quedó contemplando la pantalla. El chico no le parecía guapo pero, curiosamente, tampoco feo, o al menos no tan feo como los otros (y créanme, estimados lectores, que los otros perfiles no eran para nada feos, como decimos, tenía altas expectativas). Siguió observando la pantalla unos cuantos minutos. A continuación, vio el resto de perfiles, a la misma velocidad que antes, los descartó y volvió al de Diego. Se quedó pensando, y entonces, dio un bufido, y lo aceptó.



Han pasado ya unos cuantos meses desde aquel día, y nos alegra comunicar a nuestros lectores, que Diego y María son una pareja feliz.

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