El castillo de las estrellas es uno de los cómics más interesantes que me estoy leyendo ahora mismo. Originalidad por los cuatro costados, un mundo steampunk como Dios manda, con el contexto de las potencias europeas de finales del siglo XIX y un apartado artístico sorprendente, amén de unos personajes a los que se les coge mucho cariño. Sin embargo, como pasara con los Transformers de Wallace, no es oro todo lo que reluce, y esta obra tiene un problema, bastante grande para mi gusto: su publicación.