viernes, 22 de abril de 2016

HABLEMOS DE MI PELÍCULA DE ANIMACIÓN FAVORITA. HABLEMOS DE EL GIGANTE DE HIERRO

El otro día pusieron Pacific Rim en la televisión. No tenía pensado verla, porque era muy tarde y tenía que levantarme temprano, pero al final mis ganas por volver a ver a Gipsy Danger, Cherno Alpha y compañía me vencieron, y me quedé a disfrutar de nuevo de la película de Guillermo del Toro. No llevo la cuenta de las veces que la he visto de nuevo, pero siempre que finaliza la película sucede lo mismo: acabo encantado con ella, embelesado, y sacando cada vez nuevas y mejores cosas de ella, aunque por desgracia en algunas ocasiones le pillo errores, pero son simples nimiedades, porque el amor que siento por ella no se ha ido: se ha hecho más fuerte, y aún la sigo considerando, como dije en esta entrada, la mejor película que se ha realizado en lo que llevamos de siglo XXI. Vamos, una obra maestra, pese a quien le pese. Esto no me sucede únicamente con Pacific Rim, sino también con unas contadas películas, tanto de "actores reales", como de animación, cintas que cada vez que las veo, me vuelven a enamorar como el primer día que las vi. Hoy vamos a hablar de una de esas películas, una de animación, que casualmente salió hace poco por la televisión, y que, cómo no, decidí ver de nuevo. Y me volvió a enamorar como el primer día que la vi.

Sin duda alguna sabréis a qué largometraje me estoy refiriendo, porque he hablado de él en numerosas ocasiones. Pero no me parece suficiente. Siempre quise hacer una entrada sobre esta película. Y aquí está. Hablemos pues de mi cinta de animación favorita. Hablemos de El Gigante de Hierro




Nota: en esta entrada hay destripe de la trama, así que si aún no has visto esta maravilla, te recomiendo que te leas la entrada cuando hayas terminado de verla.


miércoles, 13 de abril de 2016

EL RECUERDO DE MARNIE

Hablar de una película del estudio Ghibli me resulta un poco raro, simplemente por el hecho de que tan solo me he visto tres largometrajes pertenecientes a esa compañía de animación. Y no porque sea un estudio que me desagrade, al contrario, su estilo me parece atractivo. Pero la verdad es que siempre ha habido otras cintas de animación que me han dado más ganas de ver. Supongo que para algunos esto les parecerá una herejía, pero hey, así son mis gustos. Eso no quita que a veces se coloque en mi punto de mira alguna cinta del estudio Ghibli, en especial la que hoy voy a comentar, la cual tenía muchísimas ganas de ver. Y sencillamente, me ha parecido una película maravillosa. 



Una cosa: en mi crítica no hay ningún destripe del final, tan solo expongo una pequeña sinopsis, así que no pasa nada si queréis ir a verla y decidís leer mi crítica antes.

Y sí, he puesto destripe en vez de spoiler, porque si tenemos el término adecuado en castellano, creo que no voy a matar a nadie por ponerlo, en vez del anglicismo, ¿no?. Y sí, también sé que en anteriores entradas escribí spoiler, pero en fin, más vale tarde que nunca y rectificar es de sabios, como dicen. Creo. ¿O era que rectificar era de moluscos antropófagos radiactivos ninfómanos?
En fin, vamos al lío.

La película trata sobre una chica llamada Anna, que no tiene ningún amigo y sufre ataques de asma casi continuos. Así que su familia decide enviarla a Hokkaido con sus tíos para que descanse un poco y se mejore su estado. Mientras se adapta a la vida en el campo, conoce a Marnie, una chica que rápidamente entabla una gran amistad con ella. Pero como dicen en Transformers, eso es más de lo que tus ojos ven.

Y... hasta aquí lo dejo. Puedo decir, básicamente, que tenéis que ver esta película. Es una de esas cintas que pese a que su argumento es simple (de hecho, yo ya sabía cómo iba a acabar en la mitad de la película) posee una fuerza increíble. No solo desde el punto de vista de la animación (como es costumbre en Ghibli, excelente) sino también con sus personajes. Son de esos que te llegan a enamorar, te preocupas por ellos, quieres saber lo que les deparará más adelante, como me sucedió en Black Bullet. Aún careciendo de gran parte de la fantasía que suele impregnar casi toda la filmografía de Ghibli, consigue destacar como una gran película dramática, incluso a mi juicio muy superior a algunas cintas de ese mismo género hechas con actores reales que siempre que pueden caen a la sensiblería la fácil, a la empalagosa y noña, que casi te obliga a darte cabezazos contra la pare, mientras que aquí se demuestra una sensibilidad mucho más pura, más atractiva, de esa que te atrapa porque no puedes escapar. Sí, hay algunas escenas en las que los personajes lloran, y expresan sus sentimientos con profunda tristeza, pero son tan hermosas, llegan tanto al alma, que, sinceramente, me enamoran. Y eso es porque los personajes de este largometraje, sinceramente, me han enamorado. Al igual que la cinta que protagonizan. De hecho, que supiera el final con tan solo ver la mitad no me pareció un error gravísimo debido a la simpleza del guión, sino que dicho final me encantó.
Así que sí, os la recomiendo encarecidamente. Para mí, ha sido una maravilla de película.