lunes, 28 de agosto de 2023

EL GUERRERO NÚMERO 13: CUANDO BEOWULF SE TOPÓ CON NEANDERTALES

 


Hablar de El guerrero número 13 es hablar de una de mis películas favoritas. No estará entre mis 10 preferidas, pero igual que me pasa con Pacific Rim y El Gigante de Hierro, siempre que la sacan por la televisión, la veo sin remedio. lo gracioso de todo el asunto es que en su día no fue una cinta bien recibida, convirtiéndose en un sonoro fracaso de taquilla, lo cual no deja de asombrarme: uno la ve y disfruta con ella sobremanera, más que con otros filmes de la misma época. Igual que pasara con la cinta animada de Brad Bird, con el paso de los años se ha ido convirtiendo en un clásico de culto: muchos de mis amigos han demostrado en varias ocasiones el amor que sienten por esta película, rememorando momentos, diálogos y escenas. Así que hablemos un poco de ella, de cómo toma el mito de Beowulf, y de lo que, en definitiva, la hace una gran cinta de aventuras. 



Michael Crichton, autor de Parque Jurásico, escribió anteriormente la novela Devoradores de cadáveres, la obra en la que se basa la película El guerrero número 13. En ella, se nos narra cómo un árabe, Ahmed (Antonio Banderas) se une como el decimotercer miembro de una compañía de vikingos, que han de navegar a unas lejanas tierras para enfrentarse a unos neandertales que asolan a una aldea, provocando en sus habitantes el despertar de leyendas, mitos y supersticiones: desde la aparición de dragones hasta la de bestias que despedazan a sus víctimas. Si alguno de vosotros ha leído Beowulf, tenéis aquí ya varias semejanzas: desde los nombres de los principales guerreros, Bulywyf en el caso de la novela, así como el contexto: un ser terrible que se dedica al asesinato sin piedad tiene que ser derrotado por un grupo de guerreros. En el caso del mito inglés, era Grendel, mientras que la película los villanos se llaman Wendol: hombres del Neandertal que se cubren de pieles de oso y devoran a sus víctimas. Y todavía quedan más cosas en común con Beowulf: la famosa escena en la que los miembros se quedan en la sala real para esperar a los Wendol y acabar con ellos (descubriendo que se llevan a sus muertos para despertar aún más el temor en los vikingos) es una recreación del pasaje en el que el famoso personaje del mito inglés espera a Grendel para así arrancarle el brazo de cuajo, haciendo que retorne a su cueva y muera. Luego, la persecución y la muerte de la bruja en el hogar de los neandertales, la batalla final contra ellos (que se asemeja a la que tuvo Beowulf contra el dragón que le costó la vida)... Pero aún hay más: John Mctiernan, el director de la película, hizo antes Predator, y se permitió tomarse algunas licencias para mostrar los restos de la carnicería de los Wendol: desde los cadáveres colgando, como hiciera el famoso cazador intergaláctico (con sangre y piel despellejada incluida), hasta incluso, en algunos momentos, incluir el famoso sonido que caracteriza a este personaje en la banda sonora, aunque fuera por un rato casi imperceptible.



 

Son puntos como estos los que hacen que esta película me llame la atención, pero lo que de verdad me gusta de este filme, lo que hace que sea uno de mis favoritos, es cómo muestra a los personajes siendo verdaderos guerreros: se dan cuenta del modo de actuar de sus enemigos, pudiendo hacerles frente, de las pistas que estos les van dejando: cómo aterran a sus víctimas con armas y vestimentas hechas de restos de osos para así parecer unas verdaderas bestias, o cómo aprovechan la niebla para que sus antorchas se asemejen a un dragón enfurecido. Igual que hiciera Hipo en Cómo entrenar a tu dragón, van atando cabos y comprendiendo más a qué se enfrentan, y todo empleando el famoso "Muestra, no cuentes": apenas media frase para que sepamos que ya conocen algo más de los Wendol, haciendo una épica amena y nada aburrida.

E ídem cuando el protagonista aprende a hablar el lenguaje de los vikingos: escuchándoles. Me juego el cuello a que hoy en día harían un montaje de entrenamiento a lo Rocki Balboa o algo así. Pero aquí no, decidieron que Ahmed comprendiese su idioma mediante la escucha activa. Y con una batalla de "Es tu madre" incluida. Brutal, señores, brutal.



¿En serio fue un fracaso esta cinta? ¡Joder, pero si con todo esto ya me han convencido!

En fin, el mundo es una desgracia y no sabe valorar verdaderas joyas. Quizá porque no fue su época, quizá porque se estrenó en la, como denomina el Crítico de la Nostalgia "Edad oscura del cine" (y con ese punto estoy de acuerdo igual que con ese otro punto), quizá porque la gente no supo aceptar tan bien sus anacronismos (cog ciencia ficción cog) pero teniendo en cuenta lo decepcionantes que suelen ser las cintas de acción hoy en día, que tengamos El guerrero número 13 es algo que hace mejor a este puñetero planeta. Y lo digo sin cachondeo alguno.

 


 


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