Algo más icónico que esto no hay, señoría |
Cuando una obra consigue el éxito, es normal que los grandes estudios de cine quieran realizar una versión para la pantalla grande. Los cómics no son una excepción, y si preguntas a cualquiera, seguramente te diría que las mejores adaptaciones de cómic han sido las de Marvel. Y oye, no soy de superhéroes pero afirmaré sin dudarlo que su impacto ha sido de lo nunca visto, y Logan es un peliculón como la copa de un pino... Aún así, cuando pienso en adaptaciones de cómic a la gran pantalla, siempre se me viene a la mente una animada que salió hace casi 8 años, y que para mi gusto, rompió todo, pues no sólo cambió el estilo de animación predominante de la época, sino también, dio un cierre más que satisfactorio a una de las tiras más icónicas del siglo XX, un auténtico tesoro.
Hablemos, pues, de la película de Carlitos y Snoopy del ya extinto estudio Blue Sky Studios.
No, no estuve muy convencido cuando salió el primer avance, es más, desde saber de la existencia de esta película, tuve serias dudas y desconfiaba, pero como ya me pasara en anteriores ocasiones, me tragué mis palabras tras visionar este filme. No he hablado tanto por estos lares de Carlitos y Snoopy, pero llevo leyendo sus tiras desde que era un crío. Blue sky tenía una gran tarea por delante, y si bien la saga de Ice Age era querida por muchos, la adaptación de este clásico de las viñetas era un desafío hercúleo. Que cumplieron con nota.
Recuerdo que siempre que comentaba con mis amigos sobre las películas de animación, la misma queja salía al aire: que mucho habrá mejorado la iluminación en las cintas de 3D, pero siempre teníamos los mismos personajes que parecían sacados de un videojuego, mucha nitidez, mucha calidad de imagen, pero bien podrías poner un fotograma de Pixar y otro de Dreamworks que si no te decían nada asegurarías que son de la misma compañía. Madagascar aportó frescura en ese aspecto, con el movimiento tan cartoon de sus personajes, pero no fue hasta que llegó la película de Carlitos y Snoopy que el estilo de animación dio un giro completamente radical: la cinta apostó por una combinación del stop motion con el 3D milagrosa, en la que parecía que sus personajes habían saltado directamente de las viñetas y pasado por las manos de un escultor de plastilina que, como un ser todopoderoso, les insufló vida. El resultado fue increíble y me dejó completamente atónito, más si cabe teniendo en cuenta que salió hace tanto tiempo, y que, en ese año (como era habitual) todas las producciones animadas 3D seguían apostando por el mismo estilo, mientras que esta se arriesgó completamente para respetar la estética del cómic. Lo que más me choca de todo esto es que tuvieron que pasar tres años hasta que salió la película animada de Spiderman para que otra cinta también empleara esa mezcla tan variopinta, aunque llevada al extremo, con colores locos y recursos sacados del cómic; estilo que encima parece que empieza a cuajar más y más en los grandes estudios y muchas otras producciones buscan emular. Pero lo que más loco me dejó es que, hablando del tema, nadie recordase que quien hizo eso en primer lugar fue la adaptación de Carlitos y Snoopy. Pero si a nivel técnico sorprendió, en el nivel argumental hizo otro tanto. Podría haber desdeñado todo el universo de Schulz, pero decidió seguir otro camino...
La trama de la cinta es más simple que el asa de un cubo: Carlitos se enamora de una joven chica pelirroja y decide impresionarla, pero haga lo que haga todo le sale mal, demostrado su mala suerte. Mientras le suceden sus desventuras, tenemos todos los momentos que adornaban las tiras: Snoopy escribiendo sobre su álter ego de la Primera Guerra Mundial (con ese famoso "Era una noche oscura y tormentosa"), Lucy metiéndose con Carlitos (sin olvidarnos de la patada al balón) y con Snoopy (recibiendo la famosa máquina de escribir en la cabeza), Patty intentando tirarle los tejos a Carlitos y Marcie actuando por su señora y con mente fría... Pero lo mejor es que podríamos tomar esta cinta como si fuera una tira más, la última, una en la que por fin Carlitos se da cuenta de que pese a sus continuos errores y desgracias es aceptado por toda la pandilla, porque es único y sin él nada sería igual (mensaje potente ese, la verdad). Sobre todo para ese vago perro y enemigo número uno del Barón Rojo que es Snoopy.
Ahora vivimos en un mundo que parece obsesionado con las versiones de actores reales de cómics, cintas y series de animación (como el caso de One Piece) pero la verdad es que a mí no me llaman tanto, salvo honrosas excepciones, como la ya mentada Logan. Y es curioso, pero esa no es mi adaptación de superhéroes favorita, sino una cinta de animación del caballero oscuro, que, como el caso de Carlitos y Snoopy, no es tan conocida por el público general (aunque ha ido consiguiendo muchos seguidores con el paso de los años): Batman, la máscara del fantasma; una película que no sólo se atrevió a recontar el origen del superhéroe de Gotham, sino también a darnos una excelente versión del Joker y un villano como la copa de un pino, El Fantasma. Posiblemente sea la cinta de VHS que más veíamos mi hermano y yo (junto con la primera de Men in Black) , y a día de hoy la sigo considerando una joya del séptimo arte (como muchos otros), al igual que la adaptación de Carlitos y Snoopy. Cierto que hubo muchas otras, ya fueran especiales de televisión, series animadas, pero esta la tengo siempre en la memoria. Cambió el estilo de la animación, nos dio un final más que digno para las aventuras del mundo de Peanuts, y lo que es mejor, respetando, y a la vez añadiendo frescura, a todo su legado, cosa que los seguidores de una franquicia siempre agradecen. La desgracia es que nadie parece acordarse de ella (incluso con el funesto cierre que tuvo Blue Sky Studios), bien sea porque recaudó poco comparado con otras cintas del mismo estudio (a pesar de que la crítica le rindió amplios homenajes) u otras razones que se me escapan, pero lo que tengo claro es que, a día de hoy, sigue siendo de mis adaptaciones de cómic en la gran pantalla favoritas, y nos dio mucho más de lo que podríamos decir.
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