viernes, 7 de julio de 2023

LOS CINCO DÍAS DEL CÓMIC (III): TRANSFORMERS LAST STAND OF THE WRECKERS, O CÓMO USAR BIEN LOS GRISES

 

Si pensabais que iba a dejar escapar esta oportunidad para hablar de otro cómic de Transformers, estabais MUY EQUIVOCADITOS

 

Decía Reverte que como somos incapaces de interpretar las escalas de grises, lo mejor sería tener un mundo en blanco y negro, de completos absolutos y opuestos sin lugar para la neutralidad. Unos lo llamarían equidistancia y se ciscarían en todos aquellos que la usarían, pero la verdad es que no puedo negarle la razón al escritor cartagenero (o cartaginés, me gusta más este último adjetivo). Y si en el mundo real necesitamos los grises, más aún en el ficticio. Basta ya de villanos absolutos, basta ya de héroes perfectos, se nos hace imprescindible esa grisalla. Que ojo, como todo en esta vida, no hay que abusar, y saber usarlo con gracia. Tal es el caso de los cómics de Transformers, que, de unos años atrás hasta el fin de Lost Light, ofrecieron una variedad de personajes y grises tan atractiva que no podías sino llevarte las manos a la cabeza y decirte "Cómo coños no hicieron esto desde el principio". Pero ni MTMTE ni Lost Light fueron las pioneras, no, fue una serie de cinco números del año 2010, que, tomando el testigo de la genial serie El origen de Megatron (posiblemente descatalogada hoy en día) ponía patas arriba a los Autobots, demostraba sus trapos sucios y además fue el cómic donde conocí el que es mi villano número uno. 

Transformers, Last Stand of The Wreckers



Garrus 9 es el desastre de Cuba de los Autobots. Siempre lo recuerdan, fue uno de sus mayores golpes y fracasos. La famosa prisión fue atacada por un batallón de Decepticons al que se le unió un personaje demasiado siniestro incluso para esta facción a la cual pertenece. Como resultado, la contienda derivó en una masacre y al final los Decepticons se hicieron con la prisión, pero nunca la dejaron... Y es ahí cuando los Wreckers, un comando especial de los Autobots, decide entrar en escena para solventar la situación, dando pie al famoso capítulo negro de la historia de los héroes de Cybertron. 

Aunque lo de héroes debería ir entre comillas porque tras leer este cómic te das cuenta que tienen poco de heroico.

Escuadrón suicida robótico

Y es que si la tripulación de la nave Lost Ligth era una colección de infraseres con una lista de problemas más larga que una semana sin pan, los nuevos miembros de los Wreckers son todavía peores: desde un maniático obsesionado con Optimus Prime que hasta se modificó parte de su cara para asemejarse a su héroe, pasando por un pequeñajo que se la tiene jurada a un famoso Autobot porque mató (accidentalmente) a sus mejores amigos, y un ingeniero armamentístico al que le quedan horas de vida debido a que uno de sus experimentos le salió mal. Oh, y a un tío con un taladro por brazo derecho. Que se lo cambió por un arpón que puede disparar. 

 

Y bueno, como todo el resto del equipo, se caga en las normas de los Wreckers. Pero hey, eso lo hacemos todos, ¿verdad?

 

Uno podría suponer que pese a la colección de esperpentos que tenemos aquí, la misión sería sencilla por eso de acabar bien las historias, pero nada más lejos de la realidad: Garrus 9 se ha vuelto un infierno y su jefe está para el arrastre y carga con heridas psicológicas, los prisioneros Autobots a los que iban a rescatar están muertos, y lo único que se pudo recuperar son los datos de los juicios Aequitas, que si cayeran en malas manos darían mala prensa a los Autobots. ¿Pero los caídos? ¿La pérdida de la prisión y el duro golpe sufrido? Nah, eso no importa, nah. La imagen pública es lo que cuenta.

¿Veis a ese Autobot blanco de la derecha, el del coche policía? Sí, yo también lo odio. Y todos.

 

En cuanto al resto del equipo... Bueno...

     ¡Siempre, siempre estuviste protegiéndome, Optimus Prime, siempr...!     


Auch


Sí, lo de escuadrón suicida robótico no iba con recochineo...   


¡Oh, y también hay problemas psicológicos! ¡Todo completito!


Y es que la irrupción de un personaje ha provocado que lo que en apariencia iba a ser una empresa complicada se haya convertido en una locura, un personaje del que ya he hablado en anteriores ocasiones, y que considero, como he dicho al principio, mi villano preferido, en este y cualquier otro medio: Overlord.

Si uno no se enamora de este villano cuando hace una entrada así es que está muerto por dentro y sin remedio

Cómo definir a este cabrón, por dónde empezaría... Imaginaros a alguien que desde el primer momento de su existencia ya es un asesino con todas las de la ley, y no sólo no recapacita, sino que conforme van pasando los años, se hace mucho más sádico, más retorcido, y experimenta con las formas de crear dolor, porque para él, no es que los medios justifiquen el fin, es que lo único que le interesa son los medios de provocar daño. Y qué mejor campo de pruebas que la famosa prisión de Garrus 9, donde se junta con los decepticons para hacer una fiesta que ríase usted de los juegos del hambre esos. 

Overlord patrocina Garrus 9, tu destino ideal de vacaciones


Y es que Overlord no sólo es un maniático, también es una bestia parda y uno de los seres más poderosos de toda la cosmología de Transformers, un soldado creado por Megatron para literalmente liberar todo su potencial destructivo sobre planetas que están al borde del colapso. Los rematadores. Algo así como los kaijus de categoría cuatro y superiores de Pacific Rim. Dios cómo amo esa película...


Una de las cosas que hizo grande al número 14 de MTMTE, aparte de Overlord: ver que Prowl es un capullo que merece todo mi odio. Y ESE ES MI EPÍTETO MÁS CARIÑOSO.

 

Pero digamos que Overlord no está muy contento con Megatron y decide librarse de las cadenas de su "padre", y, como todo niño pequeño, crear una rabieta a nivel planetario en Garrus 9... Hasta convertir ese planeta en una pesadilla para todos los que estuvieron allí, él incluido. 


Referencias de las buenas, señores

 

Lo gracioso de todo esto es que ya había visto de lo que era capaz Overlord en los números 14 y 15 de MTMTE, dos de mis favoritos de toda la colección, desde esa fuerza descomunal capaz de poner en jaque a una nave entera llena de Autobots hasta esa capacidad de adaptación y supervivencia que tanto le caracteriza... 

 

Que le faltaba motivación, dice...

Pero en The Last Stand of The Wreckers, él mismo se supera, se convierte en el protagonista absoluto de la serie, no los propios Wreckers, comiéndose cada puñetera y maldita escena en la que sale, aún incluso siendo un puñetero diálogo. Es el puto amo, simple y llanamente.


Villano con todas las de la ley...


Otro aspecto en el que destaca este cómic es el apartado gráfico. Alex Milne siempre será mi artista de Transfomers favorito, pero aquí Nick Roche se sale (mención especial a Guido Guidi). Es curioso porque su trabajo en MTMTE no me parece tan destacable como este, donde logra dar alma a los personajes (algo que dijo Roberts, también coguionista de Last Stand Of The Wreckers, en el primer tomo de MTMTE cuando presentó la serie). Y los colores planos ayudan muchísimo a sumergirse en la atmósfera opresiva de la historia.

Recuerdo enseñarle esta escena a un colega mío y, al verla, me dijo: "Me encanta que el dibujante haya dejado claro con sólo mirar a este personaje que es un chaval y no un adulto". Eso no es moco de pavo...


En fin... Como siempre digo cuando hablo de cómics de Transformers, es una pena que la gente sea reticente a leer estos cómics (digo el público mayoritario, porque lectores tienen) debido al daño que hicieron las películas de Michael Bay (y que Bumblebee logró solventar no sin dificultad), porque logran dar un aire fresco a un mundo de robots que se lían a leches entre sí, y son un ejemplo claro de cómo las escalas de grises bien llevadas son lo mejor que le puede pasar a la ficción en general. IDW, la editorial que publicó tanto MTMTE y Last Stand of the Wreckers, supo hacer un gran trabajo y llevar a buen puerto estas historias, rodeándose de gente que de verdad conoce y ama este universo. Pero el caso de Last Stand of the Wreckers es especial, porque fue el cómic que dio el pistoletazo de salida a lo que vendría después, nos ofreció una visión mucho más cruda y sucia de la guerra y de los dos bandos, sus claros y oscuros con todos sus matices, y, como ya he dejado claro, hizo que Overlord se convirtiera en mi antagonista favorito de todos los tiempos. Pocos cómics tienen tales honores.


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