De izquierda a derecha: Carla Berrocal, Kenny Ruiz, Pepe Larraz, y Rut Pedreño |
Hace unos cuantos meses, los cuatro autores de la imagen de arriba dieron una más que interesante charla acerca del cómic en nuestro país, en la que hablaron no sólo de las virtudes y mejoras sino también de las carencias que el medio sufre, y ha sufrido, en España. Y es que si antes hablamos aquí del famoso ComicsBrokeMe, con esta entrada me gustaría ahondar un poco más en esa situación, la que el cómic ha vivido desde casi su creación. Y es que es curioso que, la que posiblemente sea la forma de expresión artística más antigua de la humanidad, sea de las más denostadas.
Recuerdo un episodio de Big Bang Theory en el que Sheldon le decía a Amy que desde que los hombres pintaban en las cavernas, el cómic existió. Y en cierto sentido, es así: una ilustración que muestra sucesos, e incluso a veces, de manera secuencial. Tuvieron que pasar miles de años para que la idea se asentara, pero el precedente estaba ahí: la humanidad había creado un lenguaje bastardo, como diría Munuera en su fantástico libro, pues bebía de diversas fuentes: los planos del cine, los diálogos del teatro, el dibujo de la ilustración. Quizá por eso, pese a su antigüedad, sea tan denostado, pues muy pocos bastardos son amados, aún con sus logros.
Uno de los sucesos más chocantes que tocó al mundo del noveno arte fue la imposición de los famosos sellos de la Comics Authority, sellos que dictaminaban si eran dignos de ser publicados y cumplían todos los requisitos morales de la autoridad competente. Recuerdo que oí hablar de ello hace unos cuantos años, leyendo un especial de Spiderman que pillé Dios sabe dónde, y en el que hablaban del famoso distintivo. Esto no es algo único, y muchas otras ramas del arte han sufrido (y sufren) censura a día de hoy, desde diversos puntos además, pero el caso del cómic fue bastante chocante porque se siguió usando hasta hace pocos años.
Es leyendo sobre las prohibiciones cuando te das cuenta del gran daño que supuso al medio. Dibujar personajes como vampiros quedó totalmente vetado, presentar a las fuerzas de la ley de una manera que supusiera una falta de respeto directamente suponía una falta grave... No sería hasta la irrupción de los cómics underground que eran vendidos por otras vías lejos del alcance del comité (mmmmhh... me gusta esa palabra) y la famosa discusión que Stan Lee tuvo con ellos, y que supuso la actualización del código, cuando este perdió toda la fuerza que poseía. Sin embargo, ese no era el único escollo que el cómic ha tenido que superar, y es que se han dado múltiples casos de desprecio hacia este mundo, tanto por parte de agentes externos e internos. Desde el famoso caso del plagio del cuadro de Lichtenstein WHAAM!, cuyo autor original las pasó muy puñeteras para poder hacer justicia, hasta el de Thor Love and Thunder, quizá el más destacado para mí, y uno de los que más se habló en redes. En el avance se pudo ver un plano que era literalmente una recreación de una viñeta de uno de los tomos del dios nórdico realizada por el autor Esad Ribić. No soy un gran seguidor de los cómics de Thor, pero lo que se desgranó del trato que tuvo ese dibujante por su aportación al filme fue un sencillo espacio en los créditos, agradeciendo su contribución, y una paga opcional de 5000 dólares. Pero el daño ya estaba hecho, y las redes se quejaron bastante de ello, y no es para menos. Luego ya vino lo de Invasión Secreta, el acabóse.
Otro tanto sucedió con David Aja, que quiso recibir una compensación por los carteles de la serie de Hawkeye... |
En España, el cómic nacional va un poco de capa caída. Solo hay que ver los ejemplares que más se venden en las tiendas, casi todo manga, si bien hay una gran presencia de obras nacionales, pero nada que ver con la antigua época de las revistas de TBO y similares, donde muchos autores la conciben como la edad de oro del cómic nacional, pero con sombras. Si leísteis la entrevista de Ibañez, sabréis de lo que hablo. Por suerte, hay nuevos títulos de autores patrios que se abren camino (bien porque trabajan en el extranjero, como los autores de Blacksad, o aquí, como Paco Sordo), aunque siguen quedando muchos prejuicios por parte del público que no ayudan mucho. Aún recuerdo cuando de crío muchos me miraban raro por leer manga, lo que tildaban como "cómics chinos". Es curioso que esos mismos que se burlaban de nuestra afición ahora formen parte de ella y devoren sus obras como langostas (como ha pasado con el anime y las cosas frikis), pero aún encuentro a gente que me sigue mirando raro por leer "manga español", como si el manga no fuera un medio de expresión que cualquiera pudiera emplear para contar sus historias. No, es cosa solo del país del sol naciente, quita tú.
Pues que les den por el ojete porque este manga español es bastante bueno |
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